Hoy: 30 de octubre de 2024
Un estudio reciente sugiere que Miranda, una de las lunas de Urano, podría albergar un océano subterráneo, lo que la colocaría en la selecta lista de cuerpos celestes con entornos potencialmente habitables. Este hallazgo, encabezado por científicos del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins, asombró a la comunidad científica debido al tamaño pequeño de Miranda, ya que generalmente se espera que solo cuerpos mayores puedan retener océanos subterráneos. Las características geológicas únicas de la luna, observadas por la Voyager 2 en 1986, muestran formaciones complejas y surcos que apuntan a un proceso interno activo posiblemente causado por la influencia de fuerzas de marea.
Para investigar estas estructuras, el equipo de investigación liderado por Tom Nordheim y Caleb Strom analizó imágenes de la Voyager 2 y utilizó un modelo computacional para comprender cómo las fuerzas gravitacionales y las tensiones de marea podrían haber moldeado la superficie de Miranda. Los resultados sugieren que hace entre 100 y 500 millones de años, Miranda pudo haber albergado un océano subterráneo de 100 kilómetros de profundidad bajo una corteza de hielo de 30 kilómetros. Este océano ocuparía casi la mitad del volumen total de la luna, lo cual representa un hallazgo inesperado dada la pequeña dimensión de Miranda.
El estudio señala que este océano subterráneo pudo haberse generado debido a las resonancias orbitales entre Miranda y otras lunas cercanas, similar al mecanismo que calienta a las lunas de Júpiter como Europa. Estas fuerzas de marea generan fricción y calor, manteniendo los interiores de las lunas a temperaturas suficientes para sostener agua líquida bajo la superficie. Este proceso es especialmente significativo en Miranda, una luna tan lejana y fría en el sistema solar, que normalmente no se asociaría con actividad geológica interna.
Aunque actualmente la resonancia orbital que generaba calor en Miranda ya no existe, los científicos creen que el océano subterráneo podría no haberse congelado por completo, ya que la superficie carece de ciertas grietas que indicarían una expansión al solidificarse el océano. Esta ausencia de fracturas sugiere que Miranda se está enfriando lentamente, y el océano podría aún mantenerse, aunque en capas más delgadas.
El hallazgo de un posible océano en una de las lunas más distantes del sistema solar es significativo y plantea nuevas preguntas sobre la posible habitabilidad de lunas en regiones externas de sistemas planetarios. La existencia de un océano en Miranda amplía el interés científico en explorar Urano y sus lunas para comprender más sobre la vida y la actividad geológica en otros cuerpos celestes.