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El día de Todos los Santos, una ocasión sagrada para recordar a los que han sido ejemplos de fe y devoción

Día de los Fieles Difuntos

Es una ocasión para conmemorar a aquellos que ya no están físicamente entre nosotros y para encomendar sus almas a la misericordia de Dios

La Iglesia Católica celebra este día, 1 de noviembre, la festividad de Todos los Santos, una ocasión sagrada en la que se honra y recuerda a todos los santos y mártires que han alcanzado la santidad en la presencia de Dios. En esta jornada, se rinde homenaje a aquellos que, a lo largo de la historia, han sido ejemplos vivos de fe y devoción.

La festividad de Todos los Santos es un momento de reflexión y oración en la que la Iglesia se une para alabar a Dios por la santidad de estos individuos que han inspirado a generaciones con su dedicación a la fe y al servicio a los demás. Cada santo y mártir representa un testimonio de vida cristiana ejemplar y un faro de esperanza para los creyentes.

Celebración de la fe y la esperanza

Asimismo, esta fecha es el preámbulo a la conmemoración de los Fieles Difuntos, que se celebra el 2 de noviembre. En este día, la Iglesia dedica sus oraciones a las almas de los seres queridos que han fallecido, pidiendo a Dios que les otorgue la paz eterna y el descanso en su presencia.

La fe católica arraiga profundamente la tradición del culto a los santos y la oración por los fieles difuntos, recordando la creencia en la comunión de los santos, que une a los fieles en la Tierra con los santos en el cielo y las almas en el purgatorio. Esta celebración fomenta la esperanza en la vida eterna y la creencia en la intercesión de los santos en nuestras vidas.

En esta festividad, la Iglesia anima a los fieles a visitar los cementerios y a recordar a sus seres queridos fallecidos con oraciones y actos de caridad. Además, se celebrarán misas especiales en honor a Todos los Santos y los Fieles Difuntos en parroquias de todo el mundo.

El Papa nos recuerda que esta llamada va dirigida a cada uno de nosotros. El Señor se dirige también a ti: «Sed santos, porque yo soy santo» (Lv 11,45; cf. 1P 1,16). 

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