Unos jefes de nación quieren someter a otras naciones. Otros usan la fuerza militar para defenderse con justicia. Hay un documento valioso. Es del Concilio Vaticano II. Se llama “Gozo y Esperanza”.
En el número 78 podemos leer:
“La paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al sólo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia (Is 32, 7)”.
En el número 79 se indica: “A los jefes de Estado y a cuantos participan en los cargos de gobierno les incumbe el deber de proteger la seguridad de los pueblos a ellos confiados, actuando con suma responsabilidad en asunto tan grave.
“Pero una cosa es utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia y otra muy distinta querer someter a otras naciones. La potencia bélica no legitima cualquier uso militar o político de ella. Y una vez estallada lamentablemente la guerra, no por eso todo es lícito entre los beligerantes.
“Los que, al servicio de la patria, se hallan en el ejercicio, considérense instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos, pues desempeñando bien esta función contribuyen realmente a estabilizar la paz”.
Se requiere aprovechar estas luces de sabiduría en los conflictos bélicos que sacrifican tantas vidas jóvenes en Israel, en la Franja de Gaza y en las masacres de las batallas entre rusos y ucranianos.
Se quiere evitar que lo que ha sonado como amenaza llegue a consumarse como punición que no reconoce logros.
Las muertes de adictos en EU por sobredosis en drogadicción se atribuyen, exclusivamente, a supuestas insuficiencias y hasta complicidades con los traficantes de acá, que transportan las sustancias tóxicas.
No se alude a las omisiones que, en el país vecino, han multiplicado la oferta callejera, permitida para satisfacer el consumismo no combatido.
Un sabio antiarancel sería ofrecer una recompensa económica si, en un mes, se demuestra eficacia y resultados. Tiene más humanidad eso que el susto por sanción descalificadora.
– ¿Por qué resurge antes y ahora la actitud prepotente y posesiva en los gobiernos de las naciones?
– Se padece en algunos organismos vivos.Puede haber una actitud de tumor.
Buscan un crecimiento parecido a una hinchazón, que ya no es orgánico, saludable ni compartido, sino enfermizo y acaparador.
Se cancela el acompañamiento recíproco y se cierran puentes para levantar muros, ahogándose en su propia voracidad…
*Por su interés, reproducimos este artículo de Luferni, publicado en Vanguardia.