Difícil en extremo es explicarle a la ciudadanía que existen jueces “conservadores” y jueces “progresistas”. Y que cada partido político trata de conseguir el mayor número posible de su ideología. Verdaderamente esto es incomprensible para los que creemos que la ley y su aplicación no debe tener sesgados pronunciamientos. Es igual que si hubiese dos grupos distintos de obispos que tradujeran el evangelio según conveniencias: unos defenderían que la samaritana iba a por agua y otros que iba a por leche. No se trata de aplicar la honestidad, sino de encontrar un prestidigitador que saque de la chistera el conejo de la suerte.
Así, la malversación, prevaricación y todo lo demás que ocurrió en Andalucía haciendo desaparecer 680 millones de euros fue una demasía bienhechora y, como los responsables no se llevaron, que se sepa, dinero a sus bolsillos, las leyes han sido crueles con ellos hasta ahora. Nadie sabe dónde están los millones, pero eso es lo de menos.
…Pomponio nos aclara tales incertidumbres: “Algunos hasta tal punto se refugian en la oscuridad que consideran confuso cuanto es luminoso”.
Así es, por desgracia.