‘Fuentes Informadas’ apuesta por la libertad de prensa y censura a Pablo Iglesias por tirarle el micrófono al periodista Vito Quiles

11 de abril de 2025
6 minutos de lectura
Iglesias y Montero
Una imagen de archivo de Irene Montero y Pablo Iglesias atienden una intervención en el Congreso de los Diputados. | Fuente: Eduardo Parra / Europa Press
El ideólogo de Podemos se suma a otros políticos que olvidan que el derecho a la información es un bien sagrado del sistema constitucional y democrático

Permítaseme la ironía, pero empieza a dar miedo transitar por la acera del Congreso y calles adyacentes y toparse sin querer con una rueda de prensa al aire libre.

Los transeúntes son víctimas potenciales. Las criaturas ignoran qué político hay en ese momento en medio de la bulla de cámaras y focos y, lo más importante, cuándo Vito Quiles, de EDATV, va a formular la pregunta desquiciante.

Porque empieza a no sorprender que, de pronto, salga un micrófono volando de entre las cabezas de los periodistas con incierta caída.

Para el viandante despistado puede ser humillante y lesivo detener con la frente un micrófono como el que lanzó ayer Pablo Iglesias. De momento no hay ninguna desgracia. Fue su primer desprendimiento.

Esto puede ser como lo de la teja inesperada. Si uno va despistado, a lo peor de pronto se despierta mareado en el suelo, aporreado en la cabeza con un Vitomicrófono de Iglesias. Los que usa Vito pesan unos 350 gramos y casi todo es metal.

Debería pensar Vito en encadenárselo a la muñeca cuando se acerque a un político.

Cada vez los micrófonos se lanzan más a lo loco. Algún día alguien puede resultar herido si persiste esta nueva fiebre.

Pablo Iglesias emuló ayer a su delfín Monedero y a otros destacados lanzadores de micrófonos.

Vito le preguntó por los derechos de los trabajadores en su taberna de Madrid, donde han surgido voces de explotación, y si creía en la libertad de prensa. ¡¡¡Pufff, para qué preguntaría nada la criatura!!!

Delante de los demás periodistas, Iglesias lo calificó de «basura» y le pidió que se fuera de la rueda de prensa. Y a renglón seguido le arrancó de las manos el micro y lo lanzó al aire. Vito fue a buscarlo.

El pobre Javier Negre, jefe de EDATV, que anda ahora por las américas extendiendo su canal informativo, no va a ganar para micrófonos como no se enderece la cosa.

Era ignota en este país la manía del lanzamiento de micrófonos.

Pero está en auge y consta que a algunos políticos les gustaría, no ya tirarlos, patearlos.

A Ábalos, escondido en su típica mirada perdida, le encantaría hincarle el tacón hasta hacer magnesia el instrumento.

Vito es un periodista de la última generación. Se ha convertido en el actual tocahuevos de la clase política española. Le huyen.

Que se te acerque Vito es sinónimo de quedar fatal en los tik tok de las redes sociales. Hace preguntas jodidas. Y no se corta. Ya se ha llevado más de un golpe de espontáneos desideologizados que van a mítines sin saber a qué.

Si esto se extiende, alguien puede resultar herido por impericia del lanzador.

Abascal es de espalda ancha. Si algún día también le diera por emular a Iglesias y a Monedero, porque no le gusten las preguntas, y eso que desde nunca ha habido miramiento con Vox, la cosa puede desbocarse.

Sin presupuestos, y ni se les espera

En este ditirambo de exageraciones, los periodistas tiene escasas opciones.

Cómo debe actuar hoy la Prensa libre ante un Gobierno en minoría sin presupuestos ni previsión de ellos, con vomitivos pactos antiespañoles de Sánchez con los nacionalistas y los herederos de ETA, con decenas de miles de jóvenes sin techo y okupas empoderados; con una sociedad machacada por 98 nuevos impuestos y un sector agrícola dejado de la mano de Dios; con listas de espera sanitarias para morirse; con una inasumible carestía de precios y una deuda pública que ronda los 1,6 billones, y al alza, y con un presidente del Gobierno asediado por la corrupción y atrincherado en el poder.

Un Sánchez que, además, se acaba de inventa una supuesta regeneración democrática para amedrentar con el BOE a la prensa díscola y que silencie los chanchullos de su mujer, su hermano y su ex número dos, Ábalos…

Con todo esto sobre la mesa, ¿qué quieren los políticos que les pregunte Vito sin que le arrebaten y lances por los aires más micrófonos. Estamos asistiendo a la dictadura del micrófono alado.

Como Vito se descuide, se lo tirarán a la cabeza. No será por falta de ganas.

Ndongo, ‘el Vito negro’

El pódium por el más largo lanzamiento de micrófono lo ostenta hasta el momento, pues Monedero e Iglesias titubearon unos segundos antes de sus lanzamientos, una periodista hermana de la expresidenta de ADIF.

Su víctima, es curioso, en este caso no fue Vito, sino un periodista del canal de Alfonso Rojo llamado Bertrand Ndongo, tez negra y enorme corpulencia. Es otro rebelde que tiene la feísima costumbre de preguntar lo que no se debe.

De los que preguntan lo que otros callan o no se atreven. Los que saben dónde pisan, dónde están, y, sobre todo, quién paga. O quién subvenciona.

La clásica definición de que periodismo es dar a conocer lo que los poderosos no quieren que se sepa es equivalente a preguntar sobre lo que los políticos rechazan responder. Aunque cobran y viven de ello. No precisamente de huir con violencia de los micrófonos.

Expulsar a Vito del Congreso, anticonstitucional

Otra cuestión: por muy soliviantados que estén los políticos e informadores que el otro día se movilizaron para expulsar del Congreso al inextricable Vito Quiles -los clásicos-, estos deberían saber que la ley fundamental ampara al reportero. Que no son más ellos que él.

Tiene derecho a estar y preguntar en el Congreso. Es y vive del periodismo, como los demás. Y cumple los requisitos del informador.

Y si lo hace mal, que se lo demanden sus lectores que, por cierto, lo siguen en las redes más que a casi todos los manifestantes juntos.

Expulsarle, como pretenden, sería anticonstitucional.

Los ultrazurdos dicen de Vito que es un agitador político de la derecha más rancia, que hace preguntas, y afirmaciones, en apoyo de las tesis de Vox.

¿Y qué? ¿Acaso Vox no es un partido plenamente constitucional?

¿Habría que analizar las preguntas que hacen los políticamente correctos? De todo menos molestas, salvo que se trate de VOX, la tercera fuerza del país, para la que no hay miramiento alguno.

Lo que hizo ayer Pablo Iglesias, y antes su colega Monedero, así como un tertuliano zurdísimo de La Sexta y una periodista hermana de la expresidenta de ADIF, es impresentable. Sin tapujos.

O se contesta o se calla uno. ¿Pero qué es eso de tirarle el micrófono a un informador, gusten o no sus preguntas?

Iglesias arrancó a Vito de las manos el micrófono y lo lanzó por los aires.

Su acción va en la línea de su tristemente famoso jarabe democrático, del que, por cierto, él ha tenido que beber algunos tragos amargos por el llamado efecto boomerang. 

Hubo un tiempo en que Pablo Iglesias orgasmaba, lo decía él, viendo a manifestantes patear cabezas de policías o rodeando casas de políticos de la derechona, hijos dentro. Eran los escraches del jarabe democrático que él patentó. 

Está por ver si este nuevo deporte autócrata de lanzamiento de micrófonos se extingue o cotiza al alza.

Cualquier cosa menos responder a Vito.

¿Qué medios brillan hoy en España por su ecuanimidad, que estén desatados del poder y pregunten, no lo que apetece a los intereses de sus accionistas, sino aquello que interesa y preocupa a los ciudadanos?

Menos de los dedos que tiene una mano. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra…

Pluralidad y diversidad

En medio de esta surrealista política del micrófono alado ( y aquí no hay ironía alguna), este modesto periódico digital, Fuentes Informadas, insiste y reivindica su insoslayable vocación de servicio a sus lectores. A poder expresarse desde el respeto a la diversidad y la pluralidad, ideológica y religiosa (con una muy especial sensibilidad hacia la católica, mayoritaria en España). Y ejerce su derecho a preguntar lo que entienda oportuno en interés de sus lectores, a los que se debe.

Pero no es hilo conductor de ningún partido. Ni lo será. Y ni tiene ni ha pedido subvenciones públicas.

Fuentes Informadas, por tanto, postula sin vacilación ni fisuras el derecho de los ciudadanos a la libertad de prensa. Vito no insulta, pregunta educadamente (y sí molesta, que moleste, es lícito y los políticos cobran por ello…). Tanto a Vito como a Ndongo les ampara el citado precepto constitucional.

En todo caso, insistimos, son los lectores quienes colocan a cada medio en su sitio. Y son solo ellos, y no los políticos y algunos periodistas sabiondos, quienes deben valorar si las preguntas fueron pertinentes.

Pero que no vuelen más micrófonos.

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