Nacional IV, por la zona de Bailén. De vuelta a Madrid de un encuentro con militantes del PSOE de Jaén. En el Peugeot. Son las primarias del No es no, ¿recuerdan?
El Peugeot va bien cargado. Cerca de 300 kilos. Koldo, al volante, de mamporrero consentido. Y el guapo, el niño pollastrón Sánchez, de copiloto.
Lo más lejos posible de los sobacos. Los de Ábalos, que viaja en la parte trasera, son muy inciertos durante las calores. Koldo ventila los suyos cuando baja su ventanilla. Fue portero de un puticlub antes de anudarse en Navarra a Cerdán y Ábalos.
Echado sobre su hombro derecho, hacia la ventanilla, Sánchez parece meditabundo. Es el hombre que más tarde, mediante una moción de censura avalada por los grupúsculos más deseosos de destruir el Estado actual, se haría con las riendas del país.
Costase lo que costase. Y a costa de convertirse en presidente más ambicioso y mentiroso de España contemporánea. Si de él dependiera, ya le habría pegado fuego a todas las hemerotecas. Preside el Gobierno más corrupto desde el románico. La Gürtel se les queda chica.
Se acerca la hora del café a bordo del Peugeot. Han dejado Jaén y siguen por Andalucía . A ambos lados del asfalto la vista se pierde entre olivos. Llevan el aire acondicionado puesto.
Al llegar a Despeñaperros, miran con asco el letrero de Casa Pepe, pintado en rojo y amarillo. La fachada del local es una gran bandera de España. Y, por dentro, hay símbolos franquistas en cada esquina. Y fotos del Caudillo. Así lo llaman allí.
Es el bar restaurante más profranquista de España. Por los montes de sus alrededores solía ir de caza en tiempos el entonces jefe de Estado, Franco.
Hay fotos de él en todas las esquinas del local y otras muchas de burla a Zapatero comparándolo con el actor de chiste británico Rowan Atkinson.
Años después, las fotos de Sánchez ganarían a las de Zapatero.
Casa Pepe es posiblemente el negocio de restauración más concurrido de la N-IV, la autovía de Andalucía. Sus platos de jamón, queso y chorizo son muy solicitados. Siempre hay decenas de coches a sus puertas.
-¿Ha pagado ya el sueeeegrooo lo que prometió? -pregunta Ábalos, bronco, a Koldo.
Sánchez oye lo de suegro y sale de su sueño de zancadillas políticas que él mismo ha creado en su mente somnolienta. Susana era la demonia. Luego la convertiría en su lacaya por un trabajo en el Senado.
–No es no… no es no, no es noooo… -balbucea Sánchez, todavía atolondrado. Es oír lo del suegro y se despeja. Lo primero que le sale es no es no.
Los cuatro han almorzado en Jaén. No han faltado los guisquicitos post postre. Es lo suyo, piensa Ábalos moviendo los cubitos frescos en la copa. Aún paladea el regustillo del tinto de la comida.
-Sí, don José Luis, ha pagado don Sabiniano… los 100.000 euros.
-Cojonudo. Menos mal, nos hacía mucha falta… Oooyeeee, Koldo, dile a don Sabiniano (el suegro de Sánchez, ya fallecido, un rey Midas del ocio sexual madrileño, codueño de numerosos prostíbulos y saunas gais en Madrid y otras ciudades) que mi parte me la abone en especie..,jajajajajaja
Se ríen todos menos Sánchez, que sigue adormecido viéndose en la poltrona de La Moncloa, ora repartiendo carguitos y ora viendo a su Bego lucir el cetro de una cátedra en la Complutense. Lo deseaba para callarle la boca a quienes sonrojaban a su amada cuando le preguntaban, ¿a qué te dedicas, Bego?
Fue la contable de las saunas y prostíbulos de su padre.¡¡¡Qué no habrán visto sus ojos en aquellas noche sin fin!!!
¿Se grabó en algún momento a los dos JB en las saunas? ¿Y, en su caso, tuvo Sánchez ese material, lo utilizó contra los jotabes? Villarejo confesó que en la sauna se grabó, y que ambos JB fueron ministros de Zapatero.
Si ver a su amada Bego catedrática por arte de birlibirloque, igual le ponía convertir a su hermano David en el nuevo Barenboim mundial. Luces tenues y grandes paraninfos.
“Pedro, hijo mío, coloca a tu hermano. Que la criatura tenga algo fijo… y si puede ser que no tenga que trabajar mucho. Está como apollardado, ¿no lo ves, hijo? Nos tiene preocupados a tu padre y a mí.
-Tranquila, madre, todo se resolverá. No sabrá ni donde está su oficina…
El Peugeot deja Despeñaperros y se adentra en las largas carreteras de La Mancha. Abundan bares y gasolineras a ambos lados.
-¡¡¡Para, Koldo, para, para…!!!
-¿Qué pasa don José Luis?
-Y si tomamos un quisquito en ese club que acabas de pasar. No sé, se ve por fuera que te cagaassss, tiene buena pinta.
-Yo no puedo entrar ahí. Soy conocido, joder…-repara Sánchez. Sigamos para Madrid, que me espera la Bego.
-Bueno, vale, vale, pero dile a tu suegro que nos prepare unas pibitas para esta noche –le replica Ábalos. Y ojo, Pedro, “que yo soy feminista porque soy socialista”.
Sánchez no hace caso y vuelve a lo suyo, soñar semidespierto. Un Falcon, un palacio, poder, poder… De ahí no me echará ni san nani, se autorefuerza interiormente.
Ábalos irrumpe: “Pedro, si ganas las primarias, cambiamos a todo el Comité Federal. Esos tíos no nos joden más, te lo aseguro”.
Sánchez sigue a lo suyo. “Sí, sí, lo haremos…”.
Pedro se imagina en la cúspide, poniendo y quitando ministros, y echando de España al rey por corrupto. Yendo a cumbres internacionales. Jodiendo a los Antonio Hernando y a los Tomás Gómez. Nunca le tomaron en serio en el partido. Le consideraban el cipollo del grupo.
Se ve entre sirvientas, coches blindados… Y, en un lapsus de confusión onírica estilo Dinio, se ve abrigado por el Ejército moro de Franco, rodeando el palacio. Como un nuevo Laurence de Arabia. Espadas en alto.
Pedro siente como que levita.
Ábalos lleva un rato callado, atrapado en sueños húmedos. Koldo mira la carretera mientras con la mano que no sujeta el volante hace gestos como si tratara de convencerse de algo así mismo. Sale derrotado de su pelea.
A la altura de Aranjuez, Sánchez se despereza rápido y abre corriendo la ventanilla.
-Puffffffff, pero qué peste por Dios…- El aroma, de procedencia silenciosa, lentamente embriaga la cabina del Peugeot. “Joder, tíos, cortaros un poco”, dice Sánchez exculpándose.
-No me miréis a mí, que esta vez no he sido yo, ehh -se apresura a decir Santos Cerdán. Es el que menos habla. Está seguro de convencer a sus amigos bilduetarras para que apoyen una eventual moción de censura.
Antes de la sorda detonación escatológica, Cerdán se revolvía de gusto por haber metido por el morro en la urna la papeleta “de esos dos” (militantes). Y quién sabe de cuántos más y en cuántos sitios.
Cerdán solo prestó un poco de atención a Koldo cuando José Luis Ábalos mencionó lo de las pibitas. Sonrisa pillina. Nada más.
Cerdán ya entonces soñaba con trasladar sus corruptelas de Navarra a toda España. ‘Comisiones por aquí, comisiones por allá, chi pum chin pam’. Se veía como el protagonista de Scarface, pero a base de pelotazos urbanísticos. El Corte Inglés será de mi mujer…
Nunca pensaron que por eso y por muchas cosas más acabarían casi todos en la trena. Casi todos porque aún, a diciembre de 2025, no ha hecho más que empezar el festival de corrupción que ya entonces germinaba en las mentes de los ocupantes del Peugeot.
El aroma les cortó el rollo a todos. “Que conste que yo no he sido, ehh…”, repetía una y otra vez Cerdán saneando el aire de su parte con el aire de su ventanilla.
-¡¡¡Joder Koldo, estás podrido tío!!! Pero qué has comido, criatura humana, alma de Dios…-clama Ábalos. Tampoco se nota Abalos muy católico de panza hacia abajo. Otros están peor.
Sólo se veía mejoría en su cara cuando pensaba en su falsa sobrina Jessica, y en tantas otras…, “wooook, qué limpiezas…”, se relamía para sus adentros.
El encantamiento huyó del Peugeot al ritmo de la expansión incontrolada de la ventosidad inaudible de Koldo. Mientras se diluían los gases con el aire de las ventanillas, Ábalos se autoanimó.
“Si ganamos, tendré mi propio Harén”. Casi lo consigue.
Antes del pedo, el pobre Koldo estuvo apretándose lo que pudo, manos al volante, y con disimulados retranqueos de cadera, para eludir la sonoridad. Y soltó el aire, sin dejar de mirar fijamente a la carretera esperando que todo quedase ahí. Pero no.
-Tengo pesar de estómago, don José Luis. Fue sin querer… Me ha debido sentar mal la comida. Y tengo retortijones.
Pidió un cocido completo en Jaén, un chuletón al punto, café y, de postre, varios quisquitos. Hay muchísima gente entregada al guisqui, o dos, post almuerzo.
El Peugeot se aproxima a Valdemoro. Todavía hay sol. Sánchez, que ha logrado airearse, sigue pensando en sí mismo, como siempre, y como hasta ahora. Echado sobre sí mismo. Aquellos eran sus catetos, pero listillos.
Le llevaron al poder sin ganar en las urnas. A costa de darle a los secesionistas todo lo que pidan.
Ocho años después de aquel viaje, uno más, sigue sin haber ganado ningún comicio, y aquellas ensoñaciones de Despeñaperros se materializaron, y ahora dice que casi no conoce de nada a ninguno. Como ese viaje, hicieron tropecientos. Miles de kilómetros.
Llegó a presidente gracias a su extrema generosidad con lo ajeno y ausencia global de escrúpulos. Y a los indepes. Todos tienen un denominador común: les da igual España. Todo por el poder. Ahora abjura Sánchez de hasta haber padecido los pedetes de Koldo en aquel Peugeot ya entonces cargado con casi 300 kilos de corrupción en potencia.
Sánchez ha mimetizado ahora aquella vieja frase de la TVE en la que un tal Joe Rigoli, del decimonónico Un, dos, tres…, todas las semana se despedía de los 20 millones de televidentes con un “Yo sigo...”.
Nadie sabía hacía dónde seguía ni el porqué, ni para qué. Pero él lo repetía. Y no se iba…
En el caso de Rigoli su no marcha era irrelevante para la sociedad. La de Pedro Sánchez, sin presupuestos desde hace tres años, con medio Gobierno corrupto, y su hermano y su mujer también sumidos en el cieno judicial, no tiene parangón.
Qué le diría hoy Sánchez a Rajoy más allá de aquel «usted es un presidente indecente y debe dimitir». No gritaría, le ladraría.
Ya hasta en los países bananeros dimiten sus altos cargos cuando se les pilla en cualquier renuncio. Lo de España es inédito.
Rigoli hacía reír. Lo de Sánchez también produce desazón: ver a un tipo que nunca ganó elección alguna y que vive atrincherado en La Moncloa porque en la calle le abuchean. Con su hermano y su mujer empurados; y con los del Peugeot, en el talego. Y bajo sospecha, medio Gobierno. Y él mismo.
No se irá fácil. Aunque quizás cualquier día el juez Marchena le mande a la temida UCO para sacarlo a rastras y en grilletes de La Moncloa. Dicen que no se va por miedo al banquillo. Y que le gusta el poder más que a un estulto un lápiz. Necesita máxima adulación. Es un peligro.
[Nota del autor. Es probable que entre lo verdaderamente ocurrido en el Peugeot y esta realidad alternativa medien escasos kilómetros]
A veces las realidades alternativas son más acordes con lo sucede que la que pretenden hacernos creer los protagonistas. Si creyéramos lo que nos cuentan sin rubor los adalides de la política Pinocho hubiera promocionado y se llamaría Pinueve.
Es increíble con la que está cayendo que este señor siga en La Moncloa. Cuánto más se atrinchere, peor será su salida.
Que hace en Moncloa sin presupuesto ni apoyo del Parlamento?
Es un pobre hombre, pero muy dañino para España.
Sánchez es un sinvergüenza. Vete ya y déjanos vivir en paz a los españoles