Taylor Swift agita la pasión enloquecida de los más de 70.000 seguidores en una cita que no olvidarán, aunque la acústica del Bernabéu no ayudó
En el partido de ida y ante un estadio Santiago Bernabéu lleno hasta la bandera, Taylor Swuift venció en un partidazo que se prolongó durante tres horas muy largas con numerosos cambios de vestuario y más de cuarenta canciones que recorren su trayectoria profesional, entre las que no han faltado sus grandes éxitos y por supuesto, entre ellos, ‘Cruel Summer’, ‘Love story’ o ‘Shake it off’.
Puede que realmente hayan sido algo más de tres horas con las prórrogas obligadas y coreadas por el público, su público, que primero acampó durante días a las puertas del estadio para coger sitio, y después aguantó colas interminables bajo un sol de justicia, con 35 grados ayer en Madrid, que se cobró desmayos y algún golpe de calor.
Experiencia casi mística, espiritual, de puro éxtasis
Pero no importaba a los y las ‘swifties’, que eran mayoría, como no importó pagar un dineral por las entradas o desplazarse desde cualquier rincón del mundo para participar en esta experiencia casi mística, espiritual, de puro éxtasis, de absoluta locura ‘tayrleriana’. Parecía que no iba a llegar nunca el momento esperado de ver de cerca a la diosa rubia. La banda de rock ‘Paramore’ han sido los teloneros y empezaron a calentar ambiente desde las siete de la tarde, cuando la legión de fans empezó a ocupar sus sitios dando colorido a las gradas con atuendos de lentejuelas y botas de ‘cowboy’.
Por las zonas vip llegaban también caras conocidas y entre ellos se ha podido ver a Isabelle Junot, Álvaro Falcó, Marta Ortega, Carlos Torretta, Nieves Álvarez, Aless Gibaja, Juan Lobato, Carola Baleztena, Paloma Segrelles, Violeta Mangriñán, Tony Kross o a Aitana Ocaña, recoge Europa Press.
Derrochó juego abriendo espacios
La artista derrochó juego con la voz y el baile y mostró una fortaleza extraordinaria que encandiló desde el primer segundo de juego abriendo espacios por un colosal escenario en forma de diamante desde el que salió y ascendió como una estrella, como una diosa deslumbrante, gracias a plataformas hidráulicas.
Taylor se mostró poderosa y dominó cada jugada con técnica. Exhibición de la artista de Pensilvania y la afición entregada desde que se escucharon los primeros compases. Y más cuando la artista en un castellano yanki saludó: «Hola, encantada de conoceros». Y el fervor subió de tono cuando añadió: «Me hacéis sentir excelente».
Entregada y expectante. Cientos. Miles y así hasta cerca de 70.000 fanáticos llevaban esperando meses para estar presentes en algo que no olvidarán el resto de sus días. Es, sin duda, el mayor espectáculo del mundo en el que todo ocurre a lo grande.
The Eras Tour es una superproducción
Cada concierto de la gira The Eras Tour es una superproducción en la que no falta la pirotecnia, el brilli-brille, una perfecta coreografía y con todo eso y por encima de todo eso, una artista que está en el mejor momento de su carrera y recorrerá 90 escenarios de todo el mundo para refrescar los éxitos de sus once discos, muchos de ellos coreados como en un karaoke desde el público.
Lo demás está casi todo dicho. Y hoy volverá al partido de vuelta, con su segundo concierto, al que se desplazará desde uno de los hoteles más lujosos de la capital en su todoterreno Range Rover oscuro, escoltado por un convoy de vehículos custodiados por furgones de la Policía Nacional y también motos de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Mala acústica
Ah, un detalle sin importancia, el renovado y súperelegante Bernabéu tiene una acústica endemoniada y escucharse bien, lo que se dice escucharse bien, no fue posible. Ya antes de las obras dejaba que desear en la acústica y tras las obras este problema no ha mejorado.
Si el lugar está llamado a convertirse en uno de los escenarios por excelencia para albergar grandes espectáculos algo habrá que hacer. A Taylor no le afeó su espectáculo porque la Swift es poderosa y no lo permitió con su derroche.