Los triglicéridos duplican y triplican el riesgo de daño cardíaco estructural y funcional
El estudio, llevado a cabo por la Universidad de Bristol, la Universidad de Exeter (Reino Unido) y la Universidad del Este de Finlandia, destaca que los niveles elevados de colesterol en la adolescencia pueden tener consecuencias graves en la salud cardiovascular a lo largo de la vida.
La enfermedad cardíaca, principal causa de muerte a nivel mundial, se ve agravada por el colesterol elevado y la dislipidemia en niños y adolescentes, aumentando el riesgo de muerte prematura en la mediana edad y de aterosclerosis subclínica en la veintena.
Entre los adolescentes sin predisposición genética a niveles elevados de colesterol, la prevalencia de colesterol alto y dislipidemia es del 20%, aumentando al 25% en la veintena.
El estudio, publicado en ‘Atherosclerosis’, se basó en datos de la cohorte de niños de los 90 de la Universidad de Bristol, siguiendo a 1.595 adolescentes durante siete años. Se evaluaron los niveles de colesterol y los signos de daño cardíaco, revelando hipertrofia ventricular izquierda y disfunción diastólica del ventrículo izquierdo como indicadores.
Incluso controlando factores como masa grasa, masa muscular, presión arterial, tabaquismo y antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares, se observó que el aumento del colesterol LDL y los niveles totales aumentaban el riesgo de daño cardíaco prematuro entre un 18% y un 20%. Los triglicéridos duplicaban y triplicaban el riesgo de daño cardíaco estructural y funcional.
Los expertos proponen un cribado universal de lípidos pediátricos
Los hallazgos indican que tanto hombres como mujeres se ven afectados por igual, y tener un peso y presión arterial normales no protege contra las consecuencias del colesterol elevado.
“Es la primera evidencia de los efectos catastróficos del colesterol elevado en el corazón hace más de dos décadas. Esperar hasta los 40 años para controlarlo podría resultar en problemas cardíacos prevenibles en el 20% de la población adulta”, advierte Andrew Agbaje, epidemiólogo clínico pediátrico de la Universidad del Este de Finlandia.
El estudio también destaca la contribución del tiempo sedentario al aumento del colesterol y sugiere que la actividad física ligera puede revertir el colesterol elevado y la dislipidemia.
En conclusión, los expertos proponen un cribado universal de lípidos pediátricos, incluyendo un ‘pasaporte de colesterol adolescente’, para iniciar tratamientos preventivos en la juventud y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
“Nuestros estudios recientes están proporcionando evidencia sólida para un corazón más saludable. Es crucial fomentar controles tempranos del colesterol, especialmente en la adolescencia”, subraya Agbaje.