¿Es realmente obligatorio dormir 8 horas? Esto dicen los investigadores

23 de octubre de 2025
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Despertarse I Freepik

Lo importante no es tanto la cantidad exacta, sino dormir lo suficiente para que el cuerpo y la mente se recuperen

Hay noches en las que dormimos poco y, aun así, despertamos llenos de energía. Otras veces pasamos ocho horas en la cama y nos sentimos igual de agotados. ¿Por qué pasa? La respuesta no está solo en el tiempo, sino en la calidad y la regularidad del sueño.

Durante años se repitió que lo ideal era dormir ocho horas. Pero la ciencia del sueño ha demostrado que no hay una cifra mágica. Lo importante no es tanto la cantidad exacta, sino dormir lo suficiente para que el cuerpo y la mente se recuperen.

Según la American Academy of Sleep Medicine (AASM), los adultos necesitan entre 7 y 9 horas por noche para mantener una buena salud. Dormir menos de siete horas de forma constante puede afectar la memoria, el estado de ánimo y la capacidad de concentración. Pero además, los efectos van más allá del cansancio.

Un estudio publicado en JAMA Network Open encontró que quienes duermen menos de seis horas por noche tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar diabetes tipo 2, incluso si mantienen una dieta saludable o hacen ejercicio. Otro informe del National Heart, Lung, and Blood Institute reveló que perder apenas hora y media de sueño por noche durante varias semanas puede alterar la glucosa y la insulina, afectando el metabolismo.

El problema no es solo dormir poco, sino hacerlo de manera irregular. Acostarte un día a medianoche y otro a las tres de la mañana rompe el ritmo natural del cuerpo. La regularidad del sueño es incluso más importante que la cantidad. Dormir y despertar a la misma hora cada día ayuda al organismo a funcionar mejor, mejora el ánimo y refuerza el sistema inmunológico, según ha publicado un artículo de EXCELSIOR.

Dormir mejor: hábitos que sí funcionan

Dormir bien no siempre depende de las horas, sino de los hábitos que acompañan al descanso. La AASM recomienda mantener un horario fijo, incluso los fines de semana. Intentar “recuperar sueño” con largas siestas no funciona y puede alterar tu reloj interno.

Si tomas siestas, que sean cortas, de unos 15 a 20 minutos, y antes de las 4 de la tarde. Además, evita las pantallas y la cafeína en las horas previas a dormir. La luz azul del móvil o del televisor puede frenar la producción de melatonina, la hormona que induce el sueño.

También es clave crear un ambiente tranquilo: oscuridad, silencio y temperatura fresca. Si el sueño no es reparador o roncas con fuerza, lo ideal es consultar a un especialista.

En definitiva, no se trata de dormir ocho horas exactas, sino de escuchar a tu cuerpo, mantener una rutina y cuidar el descanso como parte esencial de tu bienestar. Dormir bien no es un lujo: es una forma de cuidarte.

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