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¿Está haciendo Europa lo correcto en el conflicto de Ucrania?

José Miguel Ayllón / Me refiero a Europa occidental, puesto que Rusia también forma parte de Europa. Es decir, me refiero a la Unión Europea y a los integrantes europeos de la OTAN.

Cierto es que la entrada del ejército ruso en Ucrania es un acto execrable y hostil que merece nuestro reproche, a la vez que nos obliga a acoger a los millones de desplazados y a protegerlos. Pero nos preguntamos: ¿la posición europea frente al conflicto está siendo la más acertada?

Las sanciones que Europa occidental ha impuesto a Rusia son evidentemente ilegales, pues precisan de una declaración previa de hostilidades o beligerancia; lo que conocemos como una declaración de guerra. Estoy hablando de las sanciones, los embargos e incautaciones, sacar a Rusia del sistema monetario y de pagos, etc…

Ni siquiera tales actos frente a Rusia se justifican por existir una invasión de un país extranjero; no podemos catalogar el conflicto como invasión, puesto que en la propia Ucrania hay un notable sentimiento de pertenencia a Rusia, máxime en la regiones a que llamamos separatistas (puede que las verdaderamente separatistas sean las que controlan los independentistas ucranianos). A menudo nos llegan desde Ucrania noticias de detenciones y represalias de personas, incluso autoridades de dudosa lealtad a Zelensky.

Y si fuera verdad que Ucrania estaba perpetrando crímenes contra la humanidad en el DOMBAS, como denunció reiteradamente Rusia desde hace años. Y si considerásemos que el cambio de régimen, la caída de Víktor Yanukóvich, con el denominado “euromaidan”, fue un golpe de estado instigado por la propia Europa occidental. Dejémoslo ahí, porque hay más.

Aunque se tratara de una verdadera invasión, ¿esto justifica el posicionamiento de Europa frente a Rusia? Cuántas invasiones ha habido en lo que llevamos de siglo y Europa se ha callado; según Wikipedia, más de 15, empezando por Irak y Afganistan, que incluso la OTAN ha ayudado a invadir.

Además hay que reconocer que son medidas absurdas, puesto que finalmente nos empobrecen a los países europeos más que a la propia Rusia y nos acercan al abismo de la estanflación. Por cierto, la crisis económica, el deterioro del estado del bienestar y el hambre van a causar muchísimos más muertos que el propio conflicto, como ya los están causando en África que dependen del grano ruso-ucraniano.

Pero es que la posición de la Europa occidental va mucho más allá de lo que son sanciones económicas. Todos recordamos los numerosos generales rusos que han sido abatidos por informaciones suministradas por nuestras “inteligencias” o nuestros medios de localización, así como el hundimiento del orgullo de la armada rusa, el Moscú (Moskva), y no es el único.

El mero suministro a Ucrania de sofisticado armamento que tantas bajas causa al ejercito ruso, así como el adiestramiento del ejercito ucraniano, pudieran ser considerados “actos de guerra” y favorecer una respuesta hostil por parte de Putin y, con esto, una escalada en el conflicto y/o su externalización. Por favor, un poco de sensatez. ¿A dónde nos lleva todo esto?

Estamos metidos por la falta de visión de nuestros líderes, o por sus intereses espurios y su oportunismo, en un lío estúpido de donde vamos a salir notablemente perjudicados. Es preciso dejar de ayudar militarmente a Ucrania, ya sea logísticamente, con material de guerra o como sea; salvo ayuda humanitaria, por supuesto. Hay que obligarla a pactar y finalizar el conflicto. De todas formas va a perder, ya ha perdido (basta ver las imágenes de la desolación y la destrucción). Y no olvidemos el dicho popular: “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Pues eso, que no nos pesquen.

José Miguel Ayllón es abogado y presidente de la Asociación Nacional de Víctimas de Delitos Violentos.

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