Un fenómeno con tanto interés merece un lenguaje claro. Pues la percepción de corrupción está muy extendida. Y este es un dato gravísimo porque la literatura moderna sobre corrupción recalca que un nivel alto de percepción corruptiva genera su normalización.
Llama la atención la importancia de la relación entre desigualdad y corrupción. Desde luego, la corrupción se da en todo el mundo. Pero se entiende que los países más corruptos son aquellos donde existe una mayor desigualdad entre sus habitantes.
Una definición perfectamente inteligible es la acuñada por Transparencia Internacional. Esta organización global define un término tan peligroso como el abuso de poder delegado para beneficio privado.
Transparencia Internacional también publica cada año un Índice de percepción de la corrupción. Los estudios publicados en su plataforma revelan los niveles percibidos de corrupción en el sector público de 180 países.
Los datos de su última edición muestran un retroceso importante de España en la escala de puntuación mundial. Pues España desciende diez posiciones respecto del último informe publicado, ya que la concienciación pública sobre este problema ha aumentado de manera considerable.
El país mejor clasificado es Dinamarca seguido de Finlandia y Singapur. Por el contrario, Sudán del Sur, Somalia y Venezuela obtienen las puntuaciones más bajas.
Los politólogos que se dedican a estudiar estos comportamientos establecen más de una característica común entre los países menos corruptos. Cabe destacar el compromiso firme de sus gobernantes por la implementación de medidas que permitan combatir la corrupción. En este sentido, se preocupan de mantener a sus empleados públicos al margen de la politización. Por lo que los procesos de selección se llevan a cabo en periodos de tiempo diferentes al electoral. Y la continuidad en los puestos de trabajo se debe a su mérito dejando al margen la lealtad política.
Otra característica común es la importancia que sus ciudadanos confieren a los medios de comunicación. Leer fuentes de información fiables es clave para luchar de forma eficiente contra la corruptela. Ya que somos los ciudadanos quienes sufrimos las consecuencias negativas.
Es necesario ser cauteloso al escoger los medios de información. La manipulación de los resultados de búsqueda es un ejemplo claro de corrupción de soborno. Porque los grandes buscadores se dejan ser sobornados, a cambio de dinero, para mostrar publicaciones que más les interese a los corruptos generando servidumbre. Existen estudios que afirman una relación entre el consumo de prensa y los niveles de corrupción. En los países con mayores tasas de analfabetos existe una mayor existencia de esta lacra.
Algunos ensayos de intelectuales con conocimientos profundos en esta materia sostienen un concepto de corrupción ligado al individuo por naturaleza. Merece la pena conocer el límite y tener capacidad para llevar a cabo mecanismos anticorrupción.
Es penoso oír hablar de una desigualdad cada vez más extrema. La verdad de los datos reales muestra niveles de corrupción cada vez más elevados. Y preocupa la sofisticación de las técnicas de corrupción. Lo positivo es que, gracias a la expansión de internet, podemos servirnos de las herramientas digitales a nuestro alcance para informarnos y fortalecernos. Por eso puede ser sano sumarnos a los avances para mantenernos en ese estatus social y económico que hayamos escogido.