Puede que no lo notemos en el día a día, pero los españoles somos, poco a poco, más ricos. Según el último Informe Global de Riqueza publicado por el banco suizo UBS, la riqueza media por adulto en España alcanzó los 233.739 dólares (202.651 euros) en 2024, lo que representa un crecimiento del 3,6 % respecto al año anterior. Esta evolución ha permitido al país mantenerse en el puesto 22 del ranking mundial de riqueza media por adulto.
Lo más interesante es que España supera en este indicador a países como Italia (214.663 dólares), Japón (205.221 dólares) y Finlandia (183.367 dólares). Aunque todavía estamos lejos de los líderes del ranking —Suiza, con 687.166 dólares, Estados Unidos (620.654 dólares) y Hong Kong (601.195 dólares)—, no cabe duda de que España avanza de forma constante.
Además, si se toma como referencia la mediana de la riqueza —un indicador que refleja mejor la realidad del ciudadano promedio—, España asciende dos posiciones y se sitúa en el puesto 13 del mundo, con un patrimonio de 126.290 dólares (109.493 euros) por adulto, lo que implica un crecimiento notable del 13,5 % respecto a 2023.
Otro dato llamativo es el número de millonarios: en 2024, España contaba con 1,2 millones de personas con un patrimonio superior al millón de dólares, por encima de países como Suiza (1,11 millones), India (0,91 millones) y Taiwán (0,75 millones). A nivel global, Estados Unidos lidera con 23,83 millones de millonarios, seguido por China (6,32 millones) y Francia (2,89 millones).
Pero lo que más destaca del informe es el equilibrio: España figura entre los países con menor desigualdad en el reparto de la riqueza. Con un coeficiente de Gini de 0,56, es el séptimo más bajo del mundo, solo por detrás de naciones como Eslovaquia (0,38), Bélgica y Catar (0,47) o Japón (0,54). Esto significa que, pese a los desafíos económicos, el reparto de la riqueza en España es relativamente más equitativo que en muchas economías desarrolladas.
En definitiva, estos datos no solo reflejan un aumento del patrimonio, sino también un modelo económico con signos de solidez e inclusión. Aunque aún queda camino por recorrer para alcanzar a las grandes potencias en términos de riqueza absoluta, España parece estar encontrando un equilibrio entre crecimiento y equidad, algo poco común en el panorama global actual.