Le ha costado sobrellevar estos momentos, pero ha conseguido superarlo. Ahora, la diseñadora asegura que esta fuerte y que su herida comienza a cicatrizar. Tiene ganas de seguir adelante y estar con las personas queridas, como sus hijas -Ella, fruto de su relación con David Bisbal, que ya tiene 12 años; y Camila- y su familia.
“Ahora mismo estoy en ese proceso de quererme, y de valorarme. He llorado mucho y ha sido bueno llorar y ver que nada es eterno. Hay que darse cuenta de que hay personas que tienen una fecha de caducidad”, explica.
Atrás queda su boda de cuento de hadas celebrada en La Habana en 2018 y el nacimiento de su pequeña hija Camila hace dos años; ahora loa dos toman direcciones dispares, y reconoce que le ha costado asumir su situación.
“Ha sido un proceso muy duro y sigue siéndolo. Perdí mi ideal, mi estabilidad económica, mi imagen de mí misma, mis ganas, mi luz Pero en esa oscuridad aprendí la importancia de poner límites y de dosificar lo que entrego”, comenta.
Ser padre es un acto de generosidad
La diseñadora confiesa que su relación con el padre de su hija pequeña tampoco está del todo clara por el momento. Sin embargo, insiste en que no necesita una disculpa por parte de su futuro exmarido, a pesar de que le dio excusas muy crueles.
“Solo a las personas a las que queremos les damos el poder de destruirnos”, insiste, “En el momento en el que les damos ese poder, es momento de soltar y seguir caminando”.
Elena confiesa que el amor de la pareja “no era lo suficientemente fuerte”, por lo que decidieron dejarlo marchar. Una decisión que, asegura, la “rompió en mil pedazos”. Sin embargo, tal y como ella misma revela, su ahora exmarido no estaba preparado ni tenía madurez para asumir sus compromisos como padre.
En pleno proceso de separación, Elena Tablada solo tiene buenas palabras para el padre de su hija, a pesar del dolor. Le desea que, ante todo, sea muy feliz y aprenda a valorar la vida. Para ella, sin embargo, solo dos prioridades: sus hijas y recuperarse ella misma.
“Ser padre es un acto de inmensa generosidad y supone mucha responsabilidad, porque tienes que estar dispuesto a ceder tu primer lugar en la escala de la familia para tus hijos, que son quienes realmente tienen que ocupar ese primer lugar”, afirma.