El Síndrome John Wick

13 de junio de 2025
4 minutos de lectura

Los dueños de la vida y la muerte son –al menos en México– los capos del narcotráfico y criminales, los cuales tienen tanto y tanto poder que matan no más porque pueden

JESÚS R. CEDILLO

Sociedad ñoña. Habitamos una sociedad ignorante, mezquina, ruin. Sociedad de ignorantes. Sociedad de doble o triple moral. ¿Debe sorprendernos? No. Simplemente, es la condición humana. Triste condición humana. Y todos estamos sujetos a este vaivén de simpatías o antipatías. Somos un cúmulo de contradicciones. Cuando ayer dijimos negro, hoy por las recuas del viento y destino decimos blanco… y también lo defendemos.

No hay ideas duras de raíces fuertes ancladas en la tierra. Hoy todo es líquido, volátil, como lo acuñó el filósofo Zygmunt BaumanMemoria y compromisos líquidos, los cuales escapan de la mano. ¿Ayer dijimos blanco? Pues hoy es negro. E insisto, lo defendemos. Por eso los dobles o triples discursos. Por eso esta sociedad es efímera, fútil, ñoña, sosa…

sin raíces ni semillas fuertes, las cuales fructifiquen y nos nutran, es imposible avanzar. Una de las sociedades más ñoñas, en mi opinión, es la familia gringa (Estados Unidos), país al cual jamás quiero ir, y no voy a ir en el resto de mi vida. Mientras aquí se les admira, se les imita y se les idolatra (o se les detesta, pero a ellos ni les va ni les viene. Ni fu ni fa). La mejor prueba es el segundo mandato de Donald Trump al frente de la Casa Blanca. Él, y nadie más, marca la agenda mundial. ¿Nosotros? Somos comparsa.

Trump habla de una especie de “supremacía blanca”. Populista como Andrés Manuel López Obrador o Claudia Sheinbaumno hay diferencia alguna entre los tres. Los tres han hablado o han abogado por esa masa de palurdos e iletrados llamada “pueblo”. Los tres han hablado, en su momento, de fomentar un tiempo de paz y no de combates o guerras o rencillas. Esto es absoluta… ¡basura!

Lo bien cierto es lo siguiente: hay una trilogía de cintas (parece ya van cinco y una serie de Netflix, ¡puf! Ando atrasado, como siempre) llamada John Wick, estelarizada por Keanu Reeves. De tres, he visto dos. Muy animadas, sanguinarias y ultraviolentas. La saga ha recaudado millones de dólares en taquilla en todo el mundo. Millones de dólares. De última hora, voy leyendo sobre una nueva película, la cual se desdobla de la anterior, es Ballerina, con la bella Ana de Armas.

¿El tema, la trama? El asesino Wick mata en la película a 84 personas porque unos desadaptados sociales le matan a… su perro. De nuevo, en letra redonda: la saga de cintas ultraviolentas John Wick está basada en la siguiente historia y premisa: la esposa de un asesino fallece de muerte natural, pero unos punks rusos descastados le matan al perro, el cual le dejó como herencia sentimental la esposa del asesino. Éste, en venganza por la muerte del amado perro, mata a 84 seres humanos en la primera película. Fin. ¿Sabe usted por qué lo hizo? Como en el viejo corrido de “Laurita Garza”… “Nomás porque las podía…”.

Poder. Me atrevo a escribir lo siguiente: los dueños de la vida y la muerte son –al menos en México– los capos del narcotráfico y criminales, los cuales tienen tanto y tanto poder que matan no más porque pueden… Desaparecidos desde el domingo 25 de mayo, luego aparecerían (es un decir) calcinados, los cinco integrantes de un grupo norteño en Reynosa, Tamaulipas (Grupo Fugitivo).

ESQUINA-BAJAN

Nota 1: Los capos y jefes tienen esto, lo cual hoy estoy bautizando (idea seminal de mi amigo, el maestro y escritor Armando Oviedo Romero de la Ciudad de México) como el “Síndrome John Wick”el poder de matar y mandar a matar. Tienen el poder de ordenar matar y desaparecer humanos sólo por hacerlo. O por un motivo trivial. Tiene el poder de perdonar la vida. Tienen el poder total. ¿Dios es el padre de la vida y de la muerte? Absolutamente no. Él sigue en su trono y la tierra es cuestión de humanos con poder, así de sencillo y complicado.

Nota 2: Según la información (sigo los reportes del Grupo Reforma), Ulises Raga (“M-40”), apodado el “Jimmy” o “el Metro 47” en el argot criminal, los mandó a asesinar y a calcinar por celos. La pareja del “M-40”, al parecer, se le quedaba viendo mucho a uno de ellos. Hubo un altercado y fin. Los mandó a calcinar… “Síndrome John Wick”. Se mata por el amor de un perro, por un árbol, por celos… ¿Y los humanos? ¡Son basura!

Nota 3: Prometo ver toda la saga de “John Wick” (Juan, el malvado, el malévolo), estelarizada por Keanu Reeves. Todas deben de ser idénticas a la primera, por ello de su éxito. Son cintas sanguinarias. Y claro que influyen en nuestra patética realidad: no es broma. Es el hoy y ahora de nuestra juventud perdida.

Nota 4: Es decir, son conductas que influyen y permean en las mentes primarias y moldeables de la sociedad que vive en las redes sociales. Un perro es intocable; una niña violada hasta la saciedad por tres tipos drogados es intrascendente (episodio ocurrido en el 2023 en una colina perdida de Saltillo). Los perros son amados. Los humanos son despojos, ceniza, polvo. Nada. En Guanajuato (1 de junio), 12 personas ardieron vivas en un llamado “Anexo”, donde trataban de curar sus adicciones. ¿Fue provocado el incendio? En Sinaloa, en pleno domingo electoral, dejaron la cabeza de un hombre tirada sobre un bulevar principal y mataron al menos a tres menores de edad…

LETRAS MINÚSCULAS

“Síndrome John Wick”: matan porque tienen el poder. Así de sencillo.

*Por su interés reproducimos este artículo de Jesús R. Cedillo publicado en La Vanguardia de México.

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