Hoy: 4 de diciembre de 2024
El sábado, el rey británico Carlos III fue coronado en la Abadía de Westminster, una costumbre apenas común en las monarquías del mundo. La pomposidad de esta celebración no tiene comparación en el planeta. Solo Japón la supera, donde los homenajes a los emperadores parecen rituales a dioses. Sin embargo, pese a la exaltación simbólica de la religión anglicana al monarca, el máximo representante de esta comunidad cristiana juega un papel meramente icónico, a años luz del poder del Papa en el catolicismo.
“En el anglicanismo no hay un número uno ni un número dos, no es el rey quien toma las decisiones, sino el sínodo”, explica Noel A. Díaz, delegado de medios de la madrileña Catedral Anglicana del Redentor, de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE). Además, destaca que los países integrantes del Reino Unido tienen sus propias iglesias autónomas. Aunque la de Inglaterra es la que más peso tiene.
En torno a la reacción de los anglicanos a la coronación del rey Carlos III, Díaz valora que es muy positiva. Su guiño a otras religiones en la ceremonia del sábado se interpreta como un signo de apertura de la monarquía, no como una traición a dicha confesión cristiana. Aunque él mismo reconoce que a alguien de su entorno que no le ha sentado bien ese gesto. Una anécdota aislada de lo que ha visto hasta el momento.
Por su parte, el capellán de la St. George Church de Barcelona, John Chapman, también señala que el gesto del rey con otras religiones en la coronación es bienvenido en la comunidad anglicana. “Respetamos cualquier creencia”, asegura. Además, enfatiza la modernidad de su credo. “Mi mujer (Deborah Chapman) es sacerdote de mi parroquia”, subraya.
En esa línea, Díaz indica que muchos católicos en Reino Unido deciden cambiarse al anglicanismo: la mujer tiene un papel más relevante en la Iglesia, dentro de esta vía cristiana. Incluso, recalca que este fenómeno es más común que el inverso, aunque no lo parezca.
“Es que los anglicanos somos mucho más discretos que los católicos”, explica, consciente de que se habla casi exclusivamente de los casos en los que seguidores protestantes optan por seguir al Vaticano en Reino Unido.
Los protagonistas de este artículo pertenecen a parroquias muy importantes en el anglicanismo en España. En Madrid, la Catedral del Redentor es la comunidad protestante más antigua de la capital.
La primera sede de esta congregación, antes de convertirse en la comunidad viva de la Catedral, se situaba muy próxima al Palacio Real. Pero por presiones sociales y políticas, se trasladó a la calle de la Madera Baja nº 8. Curiosamente, esta fue la sede de uno de los periódicos españoles más famosos del siglo XIX: El Imparcial.
Después, en 1880, se empieza a construir la actual Catedral Anglicana del Redentor, que se encuentra en la céntrica calle de la Beneficiencia. Destaca por su estilo neogótico. El arquitecto don Juan Madrazo Kuntz creó el edificio y fue uno de los primeros miembros de la comunidad. Procedente de una familia apasionada por la pintura, era hijo de José Madrazo y hermano de Federico y Luis de Madrazo. La fama de estos tres se debe a sus obras en dicha profesión.
También en Madrid, hay otra parroquia de culto anglicano. La St. George Church se sitúa en el distrito de Salamanca. Su estilo múdejar, combinado con las típicas formas arquitectónicas de dicho credo, contrasta con los edificios colindantes. Forma parte de la Diócesis de Gibraltar y de la Embajada Británica en España.
Por otro lado, en la Ciudad Condal, la también llamada St. George Church se encuentra en la calle Horacio, en el distrito de Sarriá-San Gervasio. Fue promovida en 1905 por varios jugadores anglicanos del Barcelona. Hay que recordar, que este club fue creado por protestantes extranjeros. Entre ellos, su padre principal, Hans Gamper, más conocido como Joan Gamper.
Por aquel entonces, el obispo de Barcelona, el cardenal Casañas, hizo una campaña contra el levantamiento de esta comunidad. “La libertad de cultos es en sí impía y absurda, porque es una impiedad y un absurdo suponer que el hombre tiene derecho de no adorar a Dios”, defendía. Y aseguraba que “afirmar que el hombre tiene derecho de abrazar los cultos disidentes es una herejía”.
Es bueno que el monarca vaya disminuyendo progresivamente su papel en la iglesia de Inglaterra respecto a sus orígenes, y facilite los contactos con otras iglesias cristianas. Sustituir las guerras de religión definitivamente por el diálogo entre ellas y cooperación socioeducativa. Buscar lo que une y no lo que separa.