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¡El Estado soy yo!

Luis XIV, creador de ¡El Estado soy yo! I Fuente: Picryl

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Nosotros, los mayores, solemos repasar la historia en nuestras reuniones, y nuestras edades son cada vez más “frescas”, pues ahora se están interesando algunos nietos, pero los más mayores pasamos de los ochenta años, viudos, pensionistas, jubilados, y como continuamos vivos, estamos continuamente escudriñando estos tiempos que nos están tocando vivir.

Es una forma de olvidarnos de nuestra propia historia después de tantos años de luces y sombras. Hace unas semanas surgió la figura de Luis XlV, el Rey Sol. Él sí pasó a la historia por muchos hechos, fue muy longevo, murió a los 72 años, que para su época era mucha. Amó el arte hasta la extenuación y convirtió a Francia en la primera potencia europea de aquel tiempo.

Fue el Rey absoluto, por eso la frase “el Estado soy yo’, copiada en nuestros días por algún iluminado que se ha hecho presente en nuestras cuitas diarias y que no nos deja vivir y nos hace recordar esa tranquilidad que disfrutábamos y que nos la han robado.

Ese Rey absoluto dejó para el placer de todo aquel que pueda verlo el palacio de Versalles, una auténtica explosión de lujo y que convirtió entre el siglo XVll y XVlll esa pequeña región en la capital de Francia.
Es aquí cuando surgen las preguntas y comparamos situaciones históricas con las que vivimos hoy en España.

Hemos tenido caciques con derecho de pernada, señores de tierras que se creyeron intocables, las tierras eran tomadas por unos y por otros como almoneda y siempre se han pagado de una forma u otra “diezmos y primicias” para pertenecer y permanecer en la atalaya del poder del mandatario y de la iglesia.

Algunos han tenido deficiencias mentales muy notorias a costa de su ansiedad por el mando.
Es muy adictivo, lo vemos en los que se “embarran” los pies para ir a sus trabajos, con un enorme collar pesado en sus cuellos, todo por sus familias. Nuestros hijos lo tienen muy difícil y no tenemos esperanzas de mejoras para nuestros nietos.

Estamos muy “liados” en definitiva, perdidos con leyes que no entendemos. No podemos gestionar nada, son leyes que han sido aprobadas, por muy locas que nos parecen a muchos.

Ahora, entendemos como por el simple hecho de creerte que eres de otro género lo eres legalmente y te inscribes como tal, los que venimos de otra época lo vivimos con sorpresa y a la expectativa de que tendrá, o tocará ahora. Somos un país laico, pero muchos continuamos siendo católicos, tenemos que demostrarlo. La verdad es que no vivimos buenos tiempos para nuestras mentes, y están aflorando muchas enfermedades que están ligadas, al no entender nada y que deseamos quedar fuera de toda esta locura. Gente de ochenta años, desorientados por el derrotero que nos ofrecen estos tiempos. Por eso estudiamos esa historia que nos permite y comparar los tiempos.

Aquellos por lo menos sabían quiénes eran, de dónde venían, dónde querían llegar y ahora no sabemos, ni nos lo explican, donde nos conducen estos nuevos sistemas tan despóticos y autoritarios, con esos grupúsculos que les aplauden. Aprobando todo lo que les proporcione ese lugar para ejercer poder sobre los débiles y pasear, casi desfilando, sin ningún pudor, erguidos como si hubieran ganado una gran batalla, aunque solo reciben el desprecio callado de muchos.

Mientras los mayores nos vemos abocados a perder el norte de nuestra mente, solo por la confusión que nos provocan, tenemos como mantra un consejo que muchos hemos decidido aplicamos. “No preguntéis.. Os contestarán con otra pregunta”. Recordar esa frase atribuida a Luis XlV ¡¡EL ESTADO SOY YO!!

Analizarla y compararla con las atribuciones que alguien puede creerse que tiene otorgadas.

Según la RAE, lo que significa: “Es la forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente que integra la población de un territorio. País soberano reconocido en el orden internacional”.

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