El entrenador de fútbol detenido el pasado lunes en Huelva y que se encuentra en prisión provisional desde el pasado jueves acumula ya seis denuncias por presuntas agresiones sexuales a menores.
Según indicaron fuentes policiales el pasado viernes, el arrestado se valía de su condición de entrenador de fútbol femenino para «tener acceso a las menores, todas ellas jugadoras de entre 14 y 16 años». Los hechos se remontan a 2017 y continúan las investigaciones ya que no se descarta la existencia de más posibles víctimas.
Tal y como señala la Policía, el detenido, con una trayectoria de cerca de 30 años ligado al mundo del fútbol, supuestamente «obligaba» a las víctimas a despojarse de la ropa interior para poder darles «masajes», advirtiéndoles, dada su posición de entrenador, que «sin ellos no podrían volver a jugar en el equipo».
Por otro lado, la Policía señala que «bajo diversas excusas», el arrestado supuestamente accedía a los vestuarios y duchas para observar a las jugadoras y les regalaba prendas de ropa «buscando que se desvistieran en su presencia».
Para llevar a cabo las supuestas agresiones sexuales y poder estar a solas con las menores «se valía de un almacén usado para guardar el material deportivo del equipo», así como se ofrecía a costear el precio de la habitación de hotel en los desplazamientos si las menores compartían la misma con él.
Las pesquisas continúan para tratar de identificar a más víctimas si las hubiera, por lo que los investigadores animan a cualquier otra persona que haya podido sufrir hechos de similares características a que presente denuncia en comisaría.
De igual modo, la consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Loles López, señaló que «espera, desea y confía plenamente en que se sepa hasta el último milímetro de lo que haya ocurrido«.
Así lo manifestó a preguntas de los periodistas el pasado viernes antes de presidir una reunión de trabajo con la directora del Instituto Andaluz de la Mujer en Sevilla. La consejera señaló que «es necesario esclarecer lo ocurrido» porque además «hablamos de menores», por lo que «la sangre me arde aún más».