Los síntomas como dolor, pesadez e inquietud en las piernas, así como la presencia de varices o arañas vasculares, podrían indicar la presencia de “reflujo venoso”, según indica el doctor Javier Álvarez, quien es el presidente del Capítulo Español de Flebología y Linfología (CEFyL) de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular (SEACV), además de ser el Coordinador de Cirugía Vascular de la Asociación Española de Cirujanos (AEC).
La enfermedad venosa crónica se desarrolla cuando las válvulas de las venas no funcionan correctamente, impidiendo el flujo adecuado de la sangre hacia el corazón. Esto causa una acumulación de sangre en las venas de las piernas, lo que lleva a la formación de varices y otros problemas circulatorios.
“Ante estos síntomas, es importante acudir al médico. Sin tratamiento, los signos y los síntomas pueden progresar y afectar significativamente a la calidad de vida, e incluso llegar a provocar úlceras venosas en las piernas”, advierte el especialista.
Por ello, durante esta semana diferentes iniciativas promovidas desde asociaciones profesionales como la SEACV o actores de la industria como Medtronic Ibérica, compañía líder en tecnología, servicios y soluciones médicas, tratarán de llamar la atención sobre los signos y síntomas de esta patología.
“Actualmente disponemos de opciones terapéuticas con las que reducir o detener el flujo inverso de la sangre de forma efectiva, tratando la vena dañada y evitando que el reflujo venoso provoque consecuencias más graves”, declara el doctor Álvarez.
“Con un abordaje adecuado, podemos parar la progresión de la patología y mejorar los síntomas del paciente, lo que les permite recuperar sus actividades diarias y calidad de vida”, añade.
Respecto al tratamiento, tal y como recoge la página web destinada a pacientes de Medtronic Ibérica, actualmente existen diversas opciones, según el grado de progreso de la patología y las necesidades del paciente.
En los tratamientos esclerosantes el objetivo es inyectar un agente en el interior de la vena para conseguir la fibrosis y obstrucción de la misma. Además, también existe la posibilidad de recurrir a la cirugía.
No obstante, respecto a los tratamientos no esclerosantes, se trata de sellar la vena dañada, ya sea mediante un adhesivo médico o un aplicando calor de forma localizada mediante un catéter de radiofrecuencia o una fibra láser, y redirigir la sangre hacia las venas sanas de alrededor, lo que proporciona un alivio de los síntomas.