Con la Navidad cada vez más cerca, muchas familias comienzan a adelantar la compra de alimentos para las comidas y cenas festivas. Según la OCU, el gasto medio por persona será de 796 euros, lo que ha llevado a muchos consumidores a optar por adquirir productos con antelación y congelarlos para evitar la subida de precios típica de estas fechas.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recuerda que la congelación es un método seguro que prolonga la vida útil de los alimentos y ayuda a reducir el desperdicio. Mantener los productos a -18 ºC inactiva los microorganismos responsables de enfermedades, aunque no los elimina por completo.
Por este motivo, la AESAN advierte de que al descongelar los alimentos los microorganismos pueden reactivarse y multiplicarse, lo que obliga a extremar las precauciones. Para evitar intoxicaciones, recomienda cocinar los alimentos a 70ºC o más durante al menos dos minutos tras la descongelación.
No todos los alimentos son aptos para congelarse, ya que algunos pierden sabor o textura. Entre los productos que se desaconseja congelar se encuentran las frutas y verduras para consumir en crudo, las patatas, los alimentos muy grasos, la mayonesa, los huevos con cáscara y los alimentos fritos.
La correcta preparación antes de congelar es clave para garantizar la seguridad alimentaria. Se deben usar envases herméticos o bolsas aptas para alimentos, congelar antes de la fecha de caducidad y hacerlo en congeladores de al menos cuatro estrellas. En el caso de alimentos cocinados, deben enfriarse primero en la nevera y congelarse el mismo día.
Por último, la AESAN establece tiempos recomendados de conservación según el producto y aconseja descongelar preferentemente en el frigorífico. Aunque el microondas puede usarse con precaución, algunos alimentos como verduras o hamburguesas pueden cocinarse directamente sin descongelar, siempre que así lo indique la etiqueta.