A alguien que se estaba ahogando, le recomendaron desde la orilla que llorase, porque el llorar desahoga mucho… Manifestaciones, tertulianos consecuentes, jueces, fiscales, Unión Europea, intelectuales de verdad (no los de la ceja)… y todos los españoles de sentido común, clamamos incesantemente contra esta perversión política de quebrar la unidad de España, la igualdad ante la ley para todos y una amnistía a delincuentes que, además, desean continuar subiendo las escaleras de la ignominia, gracias a un Presidente de Gobierno embarrado en la deshonra de su propia conducta. Y por el partido que lo sustenta y lo envilece.
Ha sido de tal manera astuto en las pretensiones y en las dádivas que ahora no nos queda más que un llanto estéril, que desahoga pero no resuelve. Y salir a la calle con bandera y pañuelos para que, encima, nos señalen como fachas. Muchos se preguntan: Y Europa, dónde está Europa que nos defienda. Yo, sin embargo, me pregunto: ¿Dónde estuvimos los españoles a la hora de aceptar una Constitución con tantos agujeros por los que se cuela, descaradamente, la desgracia?