El callejón de la duda

16 de noviembre de 2024
1 minuto de lectura
Palacio Real de Madrid. | Fuente: Wikimedia Commons

Don Benito Pérez Galdós ya sitúa este lugar madrileño, de nombre tan singular, como muy cercano al Palacio de Oriente, por donde pasaban nobles, diplomáticos y transeúntes de diversa musculatura, mostrando palmito o disimulando conveniencias. Todos conocían en el Callejón de la Duda la disimulada existencia de una de las más relevantes Casas de Citas.

Algunos aseguran que se llamó De la Duda porque, quienes precisaban de los servicios que se ofrecían en esa Casa, miraban a un lado y a otro por si eran vistos, y dudaban entrar temiendo ser observados por los cotillas de entonces. El problema, como ahora, no consistía en la ética del uso, sino en la estética de que pudiesen ser descubiertos.

De aquellas dudas vienen estos cinismos: Hay que negar hasta la evidencia. Ya no hay motivo para esconder lo hecho, de algo tienen que servir los desmentidos.

pedrouve

1 Comment Responder

  1. Su profesión, debió de ser…la de trileros, pero era poco el dinero a ganar, y decidieron dar el paso más difícil todavía.
    Engañar a una gran parte de un país, los demás sabían, que no jugaban con la bolita dentro, y aplaudían
    Mientras brindaban…Que no nos quiten lo trincado, como decía aquél todo a la «buchaca»
    Madre mía qué gente…

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