La estrategia prometedora para tratar el dolor crónico es inhibir la proteína HCN1
El anestésico general propofol podría ser la clave para desarrollar nuevas estrategias de tratamiento para la epilepsia y otros trastornos neurológicos, según un estudio dirigido por investigadores de Weill Cornell Medicine y la Universidad de Linköping de Suecia que recoge Europa Press.
Los investigadores descubrieron los detalles estructurales de alta resolución de cómo el propofol inhibe la actividad de HCN1, una proteína de canal iónico que se encuentra en una variedad de tipos de neuronas, en su estudio publicado en Nature. Una estrategia prometedora para tratar trastornos neurológicos como la epilepsia y el dolor crónico es inhibir HCN1, según los desarrolladores de fármacos.
Los investigadores también descubrieron, para su sorpresa, que cuando HCN1 contiene cualquiera de las dos mutaciones asociadas a la epilepsia, el propofol se une a ella de una manera que restaura su funcionalidad.
“Podríamos aprovechar la forma única del propofol de unirse al HCN1 para el tratamiento de estas epilepsias resistentes a los medicamentos y otros trastornos relacionados con el HCN1, ya sea reutilizando directamente el propofol o diseñando medicamentos nuevos y más selectivos que tengan el mismo mecanismo de acción”, ha señalado la coautora principal del estudio, la doctora Crina Nimigean, profesora de fisiología y biofísica en anestesiología en Weill Cornell Medicine.
El otro coautor principal fue el doctor Peter Larsson, profesor del departamento de ciencias biomédicas y clínicas de la Universidad de Linköping. Y la primera autora del estudio fue la doctora Elizabeth Kim, investigadora postdoctoral asociada en el laboratorio Nimigean del Departamento de Anestesiología de Weill Cornell Medicine.
La doctora Xiaoan Wu, investigadora postdoctoral asociada en el Laboratorio Larsson, fue la coautora principal y los laboratorios de los doctores Alessio Accardi y Peter Goldstein también contribuyeron a este trabajo.
Los canales iónicos de HCN en los seres humanos se presentan en cuatro formas básicas, HCN1 a HCN4, y se encuentran especialmente en las células del corazón y del sistema nervioso. Funcionan como interruptores que controlan el voltaje eléctrico a través de la membrana celular, abriéndose para admitir un flujo interno de iones de potasio y sodio con carga positiva (lo que “despolariza” la célula) cuando el voltaje alcanza un umbral determinado. Esta función sustenta gran parte de la actividad rítmica de las células del cerebro y del músculo cardíaco, por lo que los canales de HCN también se denominan canales marcapasos.