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Donald Trump, bienaventurado por perseguido

Donald Trump | EP

Acaba de noticiarse una astronómica condena a Donald Trump. La condena en su importe coincide con el valor aproximado de sus intereses en Nueva York, nada más y nada menos que 450 millones de dólares, si incluimos los intereses; además, se le condena a no hacer negocios en la ciudad por un plazo de tres años.

Se une esta condena a otra, también reciente, de carácter civil, por daños morales o reputacionales: por difamar y menospreciar a una señora; esto, tras previa condena por abusar sexualmente de ella. La condena previa, en el orden civil (que no penal), trata de resarcirla de los daños morales que le causó el abuso; la de ahora, aumenta la indemnización por difamarla tras la sentencia anterior.  La condena acumulada (indemnización por abuso, más daños morales) ha supuesto otro varapalo de ochenta y ocho millones de dólares y pico.

Ambas condenas han sido recurridas. Donald afirma que esta persecución representa un “abuso tiránico del poder”.

También, recientemente, algún Estado de la Unión, se pregunta si Trump puede postularse para presidente, ya que está acusado de fomentar una rebelión por no acatar el resultado de las elecciones de 2020. Y tiene otros casos pendientes: por apropiarse de documentación ultrasecreta, por registros falsos en su contabilidad, etc…

Hace unas horas Trump ha vuelto a la carga diciendo que todos los juicios están amañados contra él y que se trata de una persecución política: “Esto es comunismo y una amenaza a la democracia”, ha dicho.

Trump utiliza propagandísticamente estos litigios y esta persecución judicial: Asiste a los juicios avisando a periodistas, comenta en los pasillos; habla extemporáneamente y en alto dentro de la sala, zahiere a los jueces a fin de que se enfaden y afecten animosidad contra él. Y le va muy bien: sus partidarios, que representan una buena parte del electorado son acérrimos de su figura y estos comentarios y estos gestos insumisos y chulescos les encantan. La CNN en las próximas elecciones presidenciales, da a Donald Trump cuatro puntos más de intención de voto que a Joe Biden (49%, frente a 45%).

Los juicios, reclamaciones e imputaciones, junto a su bravuconería están sirviendo para fidelizar a sus partidarios. Es por eso que Donald Trump es un bienaventurado por ser perseguido.

Además, los casos son endebles de forma extrema, es mi opinión. Sólo decir, que los dos jueces que impusieron las últimas y abultadas condenas son demócratas y por tanto recusables. Y sus sentencias por ello anulables.

Y, si finalmente es absuelto, encima será acreedor de la justicia, una justicia cuya desviación él mismo ha provocado. Si es finalmente nombrado presidente de los EE UU, incluso podrá, a su vez, emprender acciones en reclamación de daños y perjuicios así como realizar “purgas” en el ámbito judicial y fiscal. Doblemente bienaventurado.

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