Hoy: 27 de noviembre de 2024
El Diccionario de la Real Academia enuncia que disparate es igual a despropósito, desatino, desvarío, contrasentido, absurdo, yeguada… y yo entiendo que al disparate se puede llegar por tres caminos: la locura, la embriaguez o la inmoralidad. Los dos primeros me ofrecen una pena honda; es inevitable, por el último, sentir la turbación del miedo.
En los centros psiquiátricos, los enfermos ovillan y desovillan madejas, como Penélope, esperando una cordura que naufragó en Dios sabe qué océanos. Miran sin verte y, en la luz de sus ojos, un frío glacial te convierte en extraño. Los borrachos buscan una felicidad incierta, momentánea, atribulada… en el fondo, sólo necesitan una mano que les aleje de la soledad.
Pero los inmorales, como no tienen principios, son capaces de cualquier cosa. El disparate, para ellos, es una travesura, como besar el viento. Pintan la tragedia con los colores de su arcoíris y tratan de engañarnos presentando el disparate como una conveniencia colectiva… Son extremadamente peligrosos porque algunos llevan el timón del barco en el que todos vamos.