El río Óder, una vía fluvial que divide a Polonia de Alemania a lo largo de 187 kilómetros, está sufriendo desde hace días una grave contaminación que está provocando la muerte de toneladas de peces.
Los Bomberos polacos estiman que casi cien toneladas han sido extraídas del Óder y de otro río cercano, mientras que la ministra de Medio Ambiente de Alemania, Steffi Lemke, ha confirmado este miércoles otras 36 toneladas de peces muertos en el lado alemán.
El Gobierno de Polonia ha decidido recurrir a otros socios para tratar de detectar el origen de esta situación “Probablemente se arrojaron enormes cantidades de desechos químicos al río con pleno conocimiento del riesgo y las consecuencias”, adelantó la semana pasada el primer ministro polaco Mateusz Morawiecki. Moskwa, sin embargo, ha declarado después que “ninguna de las muestras analizadas hasta ahora ha mostrado la presencia de sustancias tóxicas“
Sin embargo, los ojos están puestos ahora mismo en las consecuencias posteriores a esta muerte masiva de peces: “El efecto secundario de la descomposición de los peces muertos es la liberación de sulfitos de hidrógeno y amoníaco, que son tóxicos y pueden diluirse en agua pero también pasar al aire”, explica a Efe el profesor Robert Czerniawski, biólogo de la Universidad de Szczecin. A esto, se suma que la descomposición de peces y moluscos puede producir sustancias alimentarias para las algas, con el riesgo de que se reproduzcan rápidamente, lo que limita la cantidad de oxígeno en el agua.
Desde el Gobierno de Polonia se baraja la hipótesis de que un vertido podría ser el culpable de este desastre. Por ello, se ofrece una una recompensa de un millón de eslotis (unos 214.000 euros) a cambio de información que ayude conocer la causa de ello.