Hoy: 22 de noviembre de 2024
La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) advierte que los niños menores de cinco años no deben comer las uvas en Nochevieja por el gran riesgo de atragantamiento o asfixia que conllevan. Asimismo, los padres tampoco deben sustituir las uvas por frutos secos, lacasitos u otros dulces al son de las 12 campanadas de fin de año.
El problema que tienen las uvas es el gran tamaño que pueden llegar a tener y su piel resbaladiza que puede producir atragantamientos. Además, el jugo de su interior también puede jugar malas pasadas y hacer que el pequeño se la trague sin masticar, haciendo que se taponen sus vías aéreas.
Por ello, los otorrinolaringólogos recomiendan que no las ingieran menores de cinco años, y que para los niños mayores sean sin piel, pepitas y partidas en trozos de forma longitudinal.
Además, se recomienda no dar frutos secos ni lacasitos a estos menores, ya que los fragmentos duros que se desprenden al morderlos pueden obstruir las vías respiratorias. Por ello, recuerdan que los frutos secos deben ofrecerse molidos a menores de cinco años.
Asimismo, es conveniente recordar a los adultos que practiquen unas nociones básicas de primeros auxilios. Esto puede ayudar a reconocer un posible atragantamiento, que puede ocurrir tanto en menores como en adultos. En caso de accidente, también es recomendable acudir de forma inmediata a un servicio de urgencias para que un especialista pueda valorarlo.