La Audiencia Nacional ha condenado a 85 años de prisión a la etarra Dolores por su participación en el atentado de la calle Platerías de Madrid el 8 de agosto de 2000, que dejó 11 heridos, siete de ellos graves. El tribunal ha emitido una sentencia de conformidad que incluye 15 años de cárcel por un delito de estragos terroristas y 70 años más por siete delitos de asesinato en grado de tentativa.
La sentencia considera probada la relación de la acusada con el comando Buruahuste de ETA, que operaba en Madrid en esa época, y su implicación en la colocación de un coche bomba cargado de dinamita. El vehículo, robado y trasladado a un piso franco en Salamanca por la acusada, fue detonado en la céntrica calle madrileña.
Según el tribunal, el delito de estragos terroristas se cometió al generar una situación de grave peligro para la seguridad pública, afectando a numerosas personas y perturbando su vida cotidiana. La explosión del artefacto, de gran potencia destructiva, alteró significativamente la tranquilidad social.
Los magistrados destacaron que la participación de la acusada en el transporte y colocación del coche bomba, unido al ataque sorpresivo contra los heridos, pudo haber causado muertes, evitadas solo por circunstancias ajenas a los atacantes. Los autores del delito tomaron medidas para asegurar el éxito del atentado sin posibilidad de defensa por parte de las víctimas.
La Sala fundamentó su fallo en la confesión de la acusada, en informes policiales y en la documentación acumulada durante la investigación, que acreditaron su implicación en los hechos.