Hoy: 22 de noviembre de 2024
En total, el 16% de los 1.534 menores de entre 11 y 17 años que participaron en la investigación mostró un uso problemático de las redes sociales, según un estudio de la Universidad de Internacional de La Rioja (UNIR) y de la Universidad del País Vasco (UPV).
Además, según el informe, poco más del 13% presentó riesgo de incurrir en este tipo de conductas, que, al igual que el de la utilización excesiva de dichas páginas, es un nivel preocupante que mide el trabajo. Sus autores realizaron la investigación con una muestra de 705 menores de escuelas de Euskadi y de 829 de colegios de Jalisco, México.
El uuso problemático de las redes sociales puede llevar a dificultades en las relaciones interpersonales de los menores cara a cara o la sensación de no tener el control de sus propias vidas.
Los resultados de esta investigación pueden ayudar a comprender las diferencias en cuanto al uso de la tecnología en ambos países. Lo que facilita estrategias de prevención acordes con las respectivas características culturales.
En España, el uso problemático de las redes sociales por adolescentes se ha asociado más con la preocupación por estar conectados. Mientras que en México está más vinculado a una preferencia por la interacción social a través de estas plataformas en lugar de en persona.
Los investigadores no encontraron diferencias significativas entre los grupos de menores que hacían un uso no problemático y un uso problemático severo en ambos países. Sin embargo, sí respecto al grupo de los adolescentes en riesgo de presentar un uso problemático de estas plataformas.
“Una contribución importante del estudio es que se parte de un enfoque basado en un modelo cognitivo-conductual. Los enfoques clásicos, que entienden que las redes sociales (o alguna de ellas) puede generar adicción, suponen muchas veces patologizar la vida cotidiana. Con este estudio tenemos un instrumento que permite diferenciar el uso problemático frente al no problemático y establecer perfiles”, explica Juan Manuel Machimbarrena, investigador del grupo Ciberpsicología de la UNIR y profesor agregado de la UPV.
“Estos estudios no pretenden patologizar la vida cotidiana. Las redes sociales son una actividad normativa en nuestros adolescentes, pero lo que sí queríamos evidenciar es que también pueden generar problemas a un porcentaje de ellos”, explica Joaquín González-Cabrera, investigador principal del grupo Ciberpsicología y del Instituto de Investigación y Transferencia (ITEI) de la UNIR.
“Con las evidencias encontradas, se puede orientar la creación de futuros programas de prevención del uso problemático de las redes sociales que hagan énfasis en las conductas compulsivas y obsesivas a fin de reducir o limitar al máximo las consecuencias psicosociales de su uso”, indica González-Cabrera,
El estudio tiene el objetivo de diseñar y validar el instrumento de evaluación que permita valorar el uso problemático de las redes sociales, que, además, pueda usarse con suficientes garantías en dos países de habla hispana. Los investigadores han bautizado este método con el nombre de Problematic Social Networking Site Use Scale (PSNUS). En inglés, este título se traduce escala del uso problemático de la red social.
De esta forma, evaluaron a los adolescentes en cuatro dimensiones. Preguntaron por su preferencia por la interacción a través de redes sociales. Por ejemplo, si usan estas plataformas para relacionarse con otros cuando se sienten aislados o para sentirse mejor cuando están tristes.
Respecto a su estado emocional, preguntaron a los menores si sentían ansia cuando no visitaban las redes sociales con frecuencia. Además, analizaron las preocupaciones cognitivas y conductas impulsivas para comprobar si tenían dificultades para controlar el tiempo en estas páginas.
Finalmente, los participantes señalaron si su uso de las redes sociales les dificultaba tomar control de sus rutinas. También indicaron si habían dejado de hacer planes o actividades por su consumo digital y si esta necesidad de conexión constante les había generado problemas en sus vidas.