Deseemos que sea verdad el refrán que señala: “Quien mucho abarca poco aprieta”. Y mucho más poético el sentir machadiano de “confiemos en que no sea verdad nada de lo que pensamos”…
Porque pareciera que el señor Presidente lo abarca todo, todo lo controla, el único vivo que quedaba por matar se desangra en las palabras y trasfondos de la televisión pública. Entiendo que los enredos y las manipulaciones cansan tanto que el Presidente de Gobierno necesite tomarse un respiro en Las Marismillas para cantar con su esposa, dulcemente entre lluvias, “Guadalquivir, Guadalquivir, te vi en Cazorla nacer, hoy en Sanlúcar morir.
Antonio de Guevara, ya en el siglo XVI, ante un panorama de sequías y frustraciones, de trampas y mentiras inabordables en la corte, propone el sosiego de la naturaleza, la paz el campo, en su libro “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”. Desconozco cuáles son los libros de preferencia que lee el adorado líder, pero nos serviría de provecho que se quedase largo tiempo frente al río viendo cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte, tan callando.