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Camisa de fuerza

Los griegos esculpían en el frontispicio de sus ágoras - Ancient Origins

Los griegos esculpían en el frontispicio de sus ágoras: “Nada en demasía”. Por eso entiendo que todo lo que se quiera conquistar con moderación es inherente al ser humano. “La demasía” es el disfraz que alienta los desequilibrios.

Hemos nacido para acercar al corazón los horizontes, sintiéndonos libres en el empeño. Con la ayuda de los demás, pero sin sobornos, dependencias o claudicaciones… En nuestros límites geográficos, sin embargo, siguen merodeando los comunistas ofreciéndonos la igualdad imposible que ellos no practican ni en la que mucho menos creen. Abominan del vasallaje y quieren hacernos sus vasallos dejando que el Estado descalcifique los huesos del alma para que no avancemos por dentro, sometida nuestra libertad al vacío de un paternalismo estéril.

El comunismo es una camisa de fuerza. Los que así se llaman, a veces con disimulo, se han desabrochado los botones que oprimen a los demás, viven en casas lujosas y viajan en aviones que parecen suyos. En los pocos países donde aún gobiernan, sólo se han multiplicado el desencanto y la tristeza.

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