Mantener una vida sexual activa y satisfactoria en la madurez ya no es una excepción, pero este cambio positivo en la vida afectiva de muchas personas mayores está dejando un dato preocupante en los informes sanitarios. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) han aumentado un 215 % en mayores de 65 años en Andalucía en los últimos cinco años, según datos recientes, con Sevilla como uno de los focos más relevantes.
Las enfermedades más comunes entre este grupo son la sífilis y la gonorrea, aunque no son las únicas. Detrás del repunte está un cambio social profundo: cada vez más personas mayores retoman su vida afectiva tras una viudedad o separación. Lo hacen con entusiasmo, pero sin las herramientas necesarias. “Se rompe el tabú del sexo en la madurez, pero no siempre viene acompañado de educación sexual o revisiones médicas”, señala el Dr. Edwing Romero, urólogo de la clínica UROGY.
El 75 % de los nuevos casos de ITS afectan a personas mayores que han comenzado una nueva relación tras años sin pareja. Muchos de ellos desconocen que el riesgo de contagio sigue existiendo, y han dejado atrás prácticas preventivas como el uso del preservativo. “El deseo no se jubila, pero la prevención tampoco debería hacerlo”, afirma el Dr. Romero.
El especialista subraya que la falta de información y la creencia de que las ITS son un problema exclusivo de jóvenes o personas en edad fértil han alimentado esta nueva oleada de contagios. “La libertad sexual es un logro, pero debe ir de la mano de responsabilidad”, añade.
Desde la clínica UROGY en Sevilla, impulsan revisiones urológicas periódicas y pruebas específicas para la detección precoz de ITS en mayores de 60 años. El enfoque: atención cercana, profesional, libre de estigmas. “Queremos que nuestros pacientes se sientan escuchados y cuidados”, insiste el Dr. Romero.
Además, recuerdan que muchas ITS pueden pasar desapercibidas durante semanas o incluso meses, por lo que una detección a tiempo es crucial no solo para la salud del paciente, sino también para evitar nuevas cadenas de transmisión.
El aumento de la esperanza de vida y la posibilidad de vivir relaciones afectivas más allá de los 60 años son señales de una sociedad que evoluciona. Pero esa evolución debe ir acompañada de educación y prevención. “La salud sexual no entiende de edades. Debe cuidarse como cualquier otra área del bienestar personal”, concluye el Dr. Romero.
En UROGY tienen claro que cuidarse también es disfrutar, y que vivir más años implica hacerlo con calidad, respeto y responsabilidad.