Alain Pérez, armonía viva frente a la estridencia cubana

7 de agosto de 2023
3 minutos de lectura
Los flamencos y los guajiros nos parecemos por ser auténticos y en cómo sentir
Alain Pérez, cantautor cubano. | Fuente: F. I.

Acaba de lanzar su tema “Pa´ to´ la vida”, y el 30 de septiembre ofrecerá un concierto junto a los jazzistas “Caramelo” y “Piraña”, en el hotel AC Recoletos, de Madrid

Los primeros sonidos que escuchó estaban llenos de punto guajiro, la tonada campesina de la que su padre, Gradelio Pérez, ha hecho un universo sinfónico. Luego se aventuró en el jazz latino y leyendas como Irakere, Van Van, Paquito de Rivera y Celia Cruz volvieron la cabeza ante el niño prodigio del lomerío cubano; hasta que lo descubrió Paco de Lucía y lo zambulló en el flamenco, que tiene más de un palo de ida y vuelta.

A sus 46 años, Alain Pérez Rodríguez es un consagrado y ha venido a España a cumplir con varios compromisos de escenarios llenos y a estrenar ´Pa’ to’ la vida´, una canción de su hermano pequeño, que sacó la vena de papá, de componer y escribir música, eso que yo no sé hacer”.

Fuentes Informadas (FI): ¿Qué novedades trae Alain Pérez para los amantes de la buena música?

Alain Pérez (AP): Traigo las ganas constantes de seguir aportando, desde la música, sinceridad y el sonido de una sociedad que parece lejana, pero que es hermana musical de España. Traigo el sentir musical de los jóvenes cubanos, pero cuidando la palabra y el ritmo; como toda la música que he venido haciendo.

La canción ´Pa´to´la vida´, que lancé esta semana desde Madrid y que ya está en todas las plataformas digitales, es una historia de amor… para seguir de jardinero enamorado, cuidándola, amándola, en la distancia, pero siguiendo la fiesta porque el amor justifica todo; incluso seguir recordándola.

FI: ¿Y cómo suena Cuba ahora mismo?

AP: La Cuba de ahora mismo suena fuerte, a veces un poco estridente, a veces molesta, pero como es mi Cuba la perdono, la sobrellevo y, al mismo tiempo, dosifico los niveles de volumen y estrés para sonar a mi manera.

FI: Tú has hecho el viaje al revés de la mayoría de los cubanos; que se siguen yendo de la isla. Siendo reconocido en España, decidiste regresar a Cuba con tu familia, ¿por qué?

AP: El agua que había bebido se me estaba agotando… la vitalidad de la fruta fresca y los sentimientos de mi lenguaje y mi manera de ser. Tú sabes que Paco de Lucía me llamó para que tocara con él por mi manera de interpretar el son y yo no podía perder ese caudal; debía volver a resembrar semillas y alumbrar, una vez más, la esencia de Alain Pérez, de donde vengo, quién soy. Aunque ya con una perspectiva diferente por la maduración y sensaciones en los escenarios al chocar con verdaderas figuras de la música, como Celia Cruz.

FI: Tú eres agradecido como un perro con la figura de Paco de Lucía, que te invitó a tocar siendo un jovencito; pero ¿Cuánto hay de Gradelio Pérez en ti y en ese encuentro con el genio flamenco?

AP: Mi papá es la figura más importante, es la luz del arte que puso en mis ojos, siendo un showman en el patio de nuestra casa familiar en Manacas Iznaga (yo no sé si tus lectores saben donde queda ese pueblo). Mi papá es el artista total, sin traicionar la guajirá, porque es un poeta repentista, el hijo de Eduardo (mi abuelo) como lo llamaban muchos”.

Mi papá despertó en mí el fuego musical que soy, pero él es el carbón que avivó la llama; quien despertó en mí la pasión por el ritmo y el compás, que tanto agradaban a Paco de Lucía.

FI: ¿Cuánto se parece el punto guajiro al flamenco y cuánto se parecen el flamenco y el guaguancó?

AP: ¡Coño, está bueno eso! Los guajiros y los flamencos nos parecemos en el respeto y en los patios. Respeto por nuestros mayores y los patios que usamos, aquí y allá, para cantar, bailar y descargar. Somos una manera de ser y estar en la vida, que no es mejor que nadie, pero tampoco se parece a los demás. Y si alguien duda, que escuche una guajira de Chano Lobato y luego se ponga una tonada campesina cubana; con buenas décimas que fueron de Canarias.

Y el flamenco y el guaguancó se parecen mucho melódicamente, la cadencia flamenca y la del guaguancó son similares. Tú te pones a Saldiguera y Virulilla (rumberos cubanos) y los escuchas siempre en el tiempo de España. Todos esos músicos y cantantes bebieron del flamenco, pero también de la copla y de los antiguos romances andaluces y extremeños; como pasó con el son.

Yo recuerdo que, en una conversación con Paco de Lucía, me corrigió con tremendo cariño: ¡Alain, vuestra música es hispana-afro-cubana; no digas más afrocubana, que te cargas una herencia bendita, que somos los flamencos…

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