Hoy: 22 de noviembre de 2024
El 26 de julio se celebra el Día de los Abuelos para reivindicar el papel que realizan los mayores en la sociedad
Bonifacia Galán tiene 90 años. Nacida en Múñez, en la provincia de Ávila, tiene ocho hermanos (ella fue la penúltima) y actualmente vive en Madrid. Aunque todos sus hermanos han fallecido, menos otro mayor que ella, y en 2019 se quedó viuda, cuenta con dos hijas y tiene seis nietos. Precisamente, por el Día de los Abuelos, que se conmemora el próximo miércoles 26 de julio, Galán insiste en que sus nietos “son lo mejor” que le ha pasado “en la vida”.
“Los nietos son la continuación de los hijos y de la vida. Son los caprichos, son todo. He tenido mucha suerte con los seis nietos que tengo. Son lo mejor que nos ha pasado en la vida y lo que más quiero en el mundo”, ha afirmado Galán. Sus nietos no se quedan atrás y coinciden en afirmar que es “la mejor abuela del mundo”.
En declaraciones a Europa Press, Galán defiende que el papel de los abuelos con sus nietos consiste en “dar caprichos, pero también educación, al igual que con los hijos”. “Para nosotros lo más importante ha sido dar a nuestras hijas unos estudios y después ya todo lo demás. Sin embargo a los nietos se les da cariño, ilusión y caprichos de vez en cuando. Son la debilidad”, ha reconocido.
Esta mujer quiere transmitir también un mensaje a los jóvenes en general a quienes pide que “luchen y trabajen”. “Que no piensen que las cosas son demasiado fáciles, los abuelos lo hemos tenido muy difícil para llegar a donde estamos. Ahora hay más facilidades”, ha asegurado.
En este sentido, ha recordado que, en su infancia, tanto sus hermanos (tres hombres y cinco mujeres) como su madre tenían que andar tres kilómetros “por un camino rural que lo mismo estaba lleno de piedras para aprender a leer y a escribir”. “Eso hoy en día parece que no ha existido, por eso digo que no todo ha sido fácil, que se esfuercen y trabajen para llegar lejos”, ha aconsejado.
Por otro lado, ha subrayado que aunque pasa “mucho tiempo” con su familia y nietos, entiende que “no siempre” pueden estar con ella. “También quiero que vivan su vida. Yo ya he vivido la mía. Mientras me sigan queriendo, me llamen y vengan a visitarme, yo feliz”, ha afirmado.
Para el portavoz de Fundación Grandes Amigos, José Ángel Palacios, “sin ninguna duda”, con los abuelos se ve “la vida de otra manera”. “No te centras solamente en tú aquí y ahora, que es a lo que nos conlleva la sociedad actual, sino en tener una visión a largo plazo de la vida, que es lo que justamente también te permite valorar las cosas realmente importantes”, ha argumentado.
“Si te centras solamente en el presente, parece que todo lo que te sucede en cada momento es de vital importancia y al final cuando llevas tantos años vividos, aprendes realmente lo que es importante, que puede ser tener gente cerca que te cuida y que te quiere, con la que puedes compartir tiempo y hacer cosas”, ha añadido.
En este sentido, ha señalado que los abuelos “aportan sabiduría, experiencia y esa manera de ver la vida tan diversa y además nada rígida”. Además, ha indicado que los abuelos también enseñan “a mantener vivas las relaciones intergeneracionales”.
“Hoy en día con las redes sociales los jóvenes piensan en el presente únicamente y no en el largo plazo. Sin embargo, creo que los mayores de hoy tenían mucho más en cuenta la proyección de vida, por lo que eran mucho más conscientes de la importancia de cuidar esas relaciones intergeneracionales”, ha explicado.
No obstante, ha señalado a Europa Press que las relaciones familiares “han cambiado”. “Antes las familias o las personas mayores envejecían siempre en casa. Había un concepto de piña familiar muy fuerte, sobre todo en los países mediterráneos y latinos. Ahora hay un concepto de vida familiar más desarraigada, en la que cada uno sigue su camino. Ahí sigue habiendo un vínculo, pero no hay esa necesidad de llegar a ser mayor y estar arropado por esa piña familiar”, ha lamentado.
Por otro lado, Palacios ha indicado que es un “error clásico” que los abuelos se vean como “seres de pasado que tienen mucho que contar porque parece que ya lo han vivido todo”. En este sentido, anima a verlos como “sujetos o individuos o personas de presente y futuro que siguen teniendo sueños o inquietudes”. “Hay que dejar de verles como seres de servicio a los demás, aunque lo hagan de manera bondadosa y entrañable. Hay que empatizar con ellos y preguntarles cuales son sus sueños, preocupaciones o sus inquietudes para que las sigan cumpliendo”, ha matizado.
En este contexto, ha subrayado que “aunque una persona se jubile, sigue teniendo 20 o 30 años de vida de calidad”. “Estamos en una sociedad que define el valor de la persona en función de lo que es capaz de producir, es decir, de la productividad. Con lo cual, cuando las personas dejan de producir y se jubilan se creen que ya no valen nada. Lo que la sociedad debería incentivar es una persona mayor que, aunque deje de producir o de trabajar, se siga sintiendo valiosa, valorada e importante”, ha asegurado.
“UNA FIESTA ESPECIAL PARA ELLOS”
En España, el Día de los Abuelos comenzó a celebrarse desde al año 1998, cuando la ONG Mensajeros de la Paz promovió esta festividad. Además, este día nace para reivindicar el papel que realizan los mayores en la sociedad en general.
Por ello, la responsable de comunicación de la Asociación Mensajeros de la Paz ha señalado que “hay que hacer una fiesta especial para los abuelos porque muchas veces se les invisibiliza o se les olvida”. En este sentido, este domingo, 23 de julio, a las 12:00 horas, el Padre Ángel y Mensajeros de la Paz han convocado a la celebración del Día de los Abuelos en la Iglesia de San Antón (C/ Hortaleza, 63, Madrid).
“A los abuelos o a las personas mayores se les pone en otro plano que no es productivo. Están en una etapa de la vida que no es productiva y entonces la sociedad tiende a apartarles o a dejar de cuidarles. Eso lleva a la soledad no deseada, que es un tema que nos preocupa y nos importa bastante”, ha afirmado.
Además, ha defendido que los abuelos “son el testimonio de la generación anterior”. “Tenemos que aprender de ellos. Son herederos de la historia familiar, de todo el amor y el cariño que pueden dar y enseñar a las generaciones siguientes”, ha apostillado.