Maisa da Rocha, la joven que pasó 72 horas en los calabozos y un día en prisión por ser pelirroja

Una mujer denunció el intento de secuestro de su nieto de cinco años en un parque de Oviedo tras confundir a la joven brasileña con otra chica por su color de pelo

Maisa da Rocha, una joven brasileña pelirroja de 23 años, vivió una pesadilla que le iba a costar cuatro días de libertad, cuando fue detenida injustamente acusada de intento de secuestro de un niño de cinco años en Oviedo. Ahora ha solicitado que se asuman responsabilidades tras haber sido encarcelada sin motivo alguno.

Todo ocurrió el viernes, 6 de octubre, mientras se preparaba para ir a su trabajo como camarera. Ella no se podía imaginar lo que estaba a punto de suceder.

Mientras Maisa ultimaba el tiempo que le restaba para ir a trabajar, en el parque que estaba frente a su casa se iban a desencadenar una concatenación de sucesos surrealistas que iban a llevar a la joven derecha a pasar cuatro días de “vacaciones” pagadas por Instituciones Penitenciarias. Iba a ir directamente a la cárcel.

Mientras, frente a la casa de Maisa una adolescente de 15 años también pelirroja llevaba de la mano a un niño que aparentemente estaba solo para que jugara con otros niños que había en el parque infantil.

La abuela del niño que estaba sentada cerca, vio como la menor se lo llevaba unos metros más allá para presentarle a otros niños. La abuela rápidamente le recriminó a la menor por coger a su nieto de la mano y llevárselo unos metros más allá.

Todo aparentemente acabó en una confusión que no se arregló. Todo lo contrario, la abuela horas después, quizá por un exceso de celo, denunció un supuesto intento de secuestro a su nieto, secuestro que nunca había ocurrido.

A pesar de que la descripción de la supuesta secuestradora coincidía en parte con las características de Maisa, como su pelo pelirrojo, al día siguiente mientras paseaba con su novio, Maisa fue apercibida por la policía. Aunque mostró su documentación, fue acusada de detención ilegal sin evidencia clara en su contra. La situación se complicó cuando la policía la llevó a su casa y la acusó de estar en el parque y ser ella la que intentara secuestrar al niño de cinco años, el día del incidente, a pesar de tener pruebas que demostraban lo contrario.

Maisa pasó tres días en los calabozos, sin recibir la oportunidad de presentar las pruebas que demostrarían su inocencia. Finalmente, fue trasladada al Centro Penitenciario de Asturias con prisión provisional, sin fianza, debido al riesgo de fuga según la Fiscalía. En la cárcel, se enfrentó a un entorno hostil y se le advirtió sobre posibles agresiones de otras reclusas.

La verdadera historia salió a la luz cuando una menor de edad se presentó en comisaría junto a su madre, aclarando que ella fue la persona que había cogido de la mano al niño. La policía reconoció el malentendido, pero Maisa ya había pasado tres días en los calabozos y un día en prisión. El Juzgado de Instrucción número 1 de Oviedo dictó el sobreseimiento provisional de la causa el 14 de noviembre, reconociendo que todo se debió a un malentendido.

A pesar de su liberación, Maisa enfrenta secuelas emocionales y profesionales

A pesar de su liberación, Maisa enfrenta secuelas emocionales y profesionales. Perdió su trabajo como camarera, sufre de pesadillas, ansiedad y dificultades para conciliar el sueño. Aún no se han eliminado sus antecedentes policiales, y se enfrenta a la apertura de su ficha como reclusa en el centro penitenciario. Las abogadas de Maisa buscan acciones legales para resarcir el daño causado, incluyendo la posibilidad de un delito de calumnias y la responsabilidad patrimonial de las instituciones involucradas.

A pesar de haberse demostrado su inocencia, Maisa lucha por superar las consecuencias de una detención injusta, buscando un nuevo empleo y tratando de recuperar la normalidad en su vida. Mientras espera a que los que cometieron el error den la cara y asuman sus responsabilidades.