Hoy: 22 de noviembre de 2024
El pasado viernes, la Guardia europea de Fronteras y Costas (Frontex) publicó un informe sobre los cruces migratorios ilegales experimentados por las fronteras europeas el año pasado. Según el informe, en 2022 se produjeron 330.000 intentos de migrantes de entrar en la Unión Europea sin autorización: es el número más alto desde 2016 y un aumento del 64% con respecto al año anterior.
La agencia calcula los intentos de entrada en lugar del número de personas, porque a menudo es difícil identificar a los migrantes (que viajan de forma rutinaria sin pasaporte) y además algunos pueden intentar entrar varias veces.
Sin embargo, no se tuvo en consideración a los 13 millones de refugiados ucranianos, para los que se introdujeron medidas especiales de emergencia para facilitar su entrada y ayudarles a encontrar alojamiento, capacitación y empleos a corto plazo.
Según los datos publicados por Frontex, casi la mitad de los intentos de 2022 se hicieron sobre tierra a través de la región de los Balcanes Occidentales. La segunda ruta más popular es la del Mediterráneo Oriental. Aunque, independientemente de la ruta de entrada, los nacionales de Siria, Afganistán y Túnez son los más frecuentes.
En cuestión de género, las mujeres representaron menos de una de cada diez de las detecciones, mientras que la proporción de menores reportados cayó ligeramente a alrededor del nueve por ciento de todas las detecciones. Es decir, principalmente los intentos de entrada se producen por hombres.
Según declara la Guardia europea de Fronteras y Costas “estos eventos, junto con el número cada vez mayor de cruces irregulares, demuestran la necesidad de una Guardia Fronteriza y Costera Europea fuerte y efectiva, con Frontex como firme partidario de los Estados miembros.”
Sin embargo, el problema radica en la falta de acuerdo entre los países miembros de la Unión Europea y la zona Schengen que están en conflicto quién debe asumir la responsabilidad de las personas que llegan sin autorización y si sus vecinos y socios deberían estar obligados a ayudar. Es más, los intentos de reformar el sistema de asilo del bloque han avanzado poco en los últimos años.