Los miomas uterinos son un tema que a veces se pasa por alto, pero son muy comunes. Hasta 7 de cada 10 mujeres los desarrollan en algún momento de su vida. Afortunadamente, en la gran mayoría de los casos son tumores benignos, es decir, no cancerosos. Sin embargo, conocerlos es clave para cuidarse y detectar posibles complicaciones a tiempo.
Los miomas, también llamados fibromas o leiomiomas, son crecimientos que aparecen en las paredes musculares del útero. Su tamaño varía: algunos son tan pequeños que solo se detectan con estudios especializados, mientras que otros pueden llegar a ser bastante grandes. Muchas mujeres no presentan síntomas, pero cuando los hay, pueden afectar la calidad de vida. Los miomas tienden a crecer durante los años fértiles debido a la acción de las hormonas, especialmente el estrógeno, y suelen disminuir después de la menopausia. Además, existen factores genéticos que aumentan la probabilidad de desarrollarlos, así como el sobrepeso y la obesidad, que contribuyen a su aparición por el aumento en la producción de estrógenos. No hay evidencia que los relacione con el consumo de soya o anticonceptivos, según el EXCELSIOR.
Aunque la mitad de los miomas no causa molestias, entre el 15% y el 30% de las mujeres presentan síntomas que pueden ser intensos. Entre las señales más frecuentes se encuentran el sangrado abundante o irregular, con coágulos o periodos prolongados; dolor pélvico o cólicos fuertes, que pueden ser constantes o aparecer durante la menstruación; y sensación de presión o bulto en la parte baja del abdomen. También pueden provocar problemas urinarios o intestinales, como necesidad frecuente de orinar, urgencia miccional o estreñimiento, así como anemia e infertilidad en casos más graves.
La detección temprana es fundamental. Un ginecólogo puede sospechar miomas al palpar un útero agrandado o irregular y confirmar el diagnóstico con estudios como ultrasonido transvaginal, resonancia magnética o tomografía. No todos los miomas requieren cirugía; muchos se controlan con vigilancia médica periódica y, si es necesario, tratamientos médicos para reducir sangrado y dolor. Mantener hábitos saludables, como peso adecuado, dieta equilibrada y evitar el tabaquismo, también ayuda a disminuir riesgos.
Aunque los miomas uterinos son muy comunes, no deben ser motivo de alarma si se cuenta con información y seguimiento médico. La clave está en la detección temprana y el cuidado constante, lo que permite manejar los síntomas y prevenir complicaciones. Con revisiones periódicas y un estilo de vida saludable, es posible vivir plenamente y reducir el impacto de estos tumores.