El presidente baja al vestuario, pero también pisa el césped mediático. Joan Laporta rompió el silencio tras el varapalo europeo en Milán y lo hizo con una mezcla de agradecimiento, orgullo y dardo. “La final de Múnich no pudo ser, básicamente por decisiones arbitrales”, disparó el dirigente, que no escondió su frustración por la eliminación en semifinales de Champions.
Laporta reconoció que el momento “es muy duro”, que la derrota ante el Inter dejó huella en el vestuario y que “estaba al alcance de la mano”. Pero no hubo tiempo para el lamento: pidió unidad total de cara al Clásico del domingo, con LaLiga aún viva. “El equipo necesita al barcelonismo más que nunca. Este domingo nos lo jugamos todo contra el Madrid”, lanzó con tono de arenga.
Aunque no nombró jugadas concretas, sí dejó claro que culpa al arbitraje del adiós europeo. “Luchamos para conseguirlo… pero no pudo ser”, insistió. Desde la zona noble del Camp Nou no han digerido la remontada italiana ni ciertas decisiones que, a juicio del club, “marcaron la eliminatoria”.
Pese al batacazo, Laporta reivindicó el trabajo de Hansi Flick y de una plantilla que “tiene presente y futuro”. Pidió cabeza, confianza y “mentalidad ganadora” para lo que queda de temporada. “Si seguimos trabajando, volveremos a la Champions y competiremos para ganarla”, aseguró.
La jornada negra se extendió también al Palau. El presidente azulgrana lamentó la eliminación del equipo de baloncesto en los playoffs de Euroliga ante Mónaco, aunque se escudó en las lesiones y en “una Euroliga muy competida”. Tampoco faltó la dosis de orgullo: “Competimos muy bien, fue por un punto. Hay que levantarse”.