Julián Muñoz

28 de septiembre de 2024
1 minuto de lectura
Julián Muñoz. | Fuente: EP

Los vivos somos como somos, y como estamos siendo, hasta que nos llegue el final, que será como una luna de negro amortajada. He escuchado estos días agravios que pudieron ser reales, señalamientos que no corresponden a dignos periodistas, autoproclamados jueces de sus posibles desvaríos: todos tenemos el tejado de vidrio. Y un muerto, respetando su ausencia, reclama silencio, olvido de lo mal hecho y barniz a lo conseguido.

De Julián Muñoz se ha hablado y escrito demasiado alrededor de su muerte: que si fue que si vino, que si volvió a casarse con su esposa divorciada, que si fue despojado de todo por amor, que si fueron su ruina las coplas, que si las bolsas de basura repletas de sobornos… cualquiera sabe la honda verdad de nadie. En cristiano, todo merece perdón cuando se pide.

Julián Muñoz ha muerto revestido con los Santos Sacramentos porque él solicitó la misericordia divina y la recibió un día antes de morirse, gracias a la preocupación espiritual de su abogado y a la libre decisión de su fe.

Quizá este dato no sea primicia, pero es el más importante.

pedrouve

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

Las horas clavadas

Con una dulce señora que vive todavía coincidí en un viaje programado de esos que, a la hora de la

Muertes asistidas o crímenes camuflados

Para que no duelan tanto las palabras, se buscan eufemismos que intenten detener la hemorragia del asesinato

Clientelismo

En la famosa copla de La Parrala, unos decían que sí y otros decían que no, según se tenía ignorancia

Walt Whitman

Pasaban días enteros en que Federico García Lorca miraba a su alrededor para dolerse de lo que veía, como si