Impuestos

19 de mayo de 2024
1 minuto de lectura
Tiberio, el segundo emperador de Roma

Tiberio, el segundo emperador de Roma, acumuló durante su mandato una inmensa fortuna a base de exigir impuestos impagables a los propios y a los pueblos que sometía, entre ellos Judea, que no cesaba de pedirle a Dios la venida de un Mesías que los liberase de tanto abuso, aunque el Mesías Jesucristo no llegó para liberar a sus paisanos de impuestos, sino de ellos mismos, de su incertidumbre y de su miedo.

Tiberio, impío, tacaño y riquísimo también fue en sus principios un buen general que terminó siendo opacado por Germanio, del que tuvo celos infames y decidió envenenarlo. Viéndose incapaz, asesino e impúdico se retiró a Capri, desangrado en su oficio de emperador y sin la menor voluntad de seguir gobernando. El historiador Plinio lo dejó para siempre crucificado con esta frase: “Fue el más triste de los hombres”.

El pueblo de Roma se alegró de su muerte, sin saber lo que se les venía encima con Calígula, su sucesor, al que llamó poco antes de irse al otro mundo para advertirle: “Matarás a mi hijo, pero también tú serás asesinado”.

De haber previsto su final, quizá Tiberio hubiese bajado los impuestos.

pedrouve

Responder

Your email address will not be published.

No olvides...

La ordenación

En ocasión cercana visité nuevamente la hermosa catedral de Jaén

Largo me lo fiáis

Esta frase tan conocida, con pequeños matices, aparece en El Burlador de Sevilla, de Tirso de Molina y en nuestro

El té de las cinco

Los secretos se llaman así porque son vivencias que se ocultan a la voracidad de los curiosos. Los profesionales de

La costumbre

Tuve un amigo que, cuando presentaba a su mujer siempre decía: “Aquí mi costumbre”. Si acaso notaba cara de extrañeza,