Estatuas y palomas

15 de abril de 2024
1 minuto de lectura
Palomas alrededor de una estatua. | Fuente: Pixabay.

Estoy absolutamente convencido de que las opiniones no sirven para mucho pero, al menos, achican el agua del bochorno.

En la vida política sucede como en los partidos de fútbol: todos se creen árbitros o entrenadores para corregir ciertas jugadas que pudieran haber sido relevantes, aunque lo cierto es que justificarían cualquier penalti con tal de que se pitara a favor del propio equipo.

Desde esa esquina interpreten ustedes esta broma de hoy  al compartirles un alivio: Jamás me afiliaría a partido político alguno porque los del PP me parecen, más que prudentes, avergonzados y miedosos, melifluos y tontos de la haba. Los de Vox, audaces, aunque poco diplomáticos y menos sibilinos. Los comunistas, una apisonadora que acaba siempre con el escaso bienestar y con cualquier esperanza allí por donde pasan. Ninguno aprende de los socialistas, que son unos descarados asegurándonos, con la mayor naturalidad, que las águilas harpías son perdices desamparadas ante socios imprevistos… y así mantienen por siglos sus estatuas en los parques donde los jóvenes se besan.

Menos mal que las palomas apenas saben de unos y de otros, reposan en todas las cabezas, y van dejando su desahogo y su amor en el bronce azulado de las mejillas indefensas.

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