Hoy: 23 de noviembre de 2024
El caso que ha llegado a la Sección 3ª de la Audiencia de Barcelona revela una invasión flagrante de la privacidad de la periodista Mariló Montero durante sus vacaciones en Bora Bora. La sentencia condenatoria impuesta a dos paparazzis destaca la gravedad del delito de revelación de secreto, al capturar imágenes de la denunciante en una zona privada del hotel sin su consentimiento.
La Audiencia ha sentenciado a los fotógrafos a 10 meses de prisión y les impone una multa diaria de 6 euros durante 8 meses. Además, se les prohíbe ejercer cualquier actividad relacionada con la agencia de prensa durante el tiempo de la pena. Estas medidas drásticas subrayan la seriedad con la que se aborda la violación de la intimidad de la periodista.
La sentencia destaca la trayectoria profesional de la denunciante, quien ha dedicado muchos años a la labor periodística en diversos medios de comunicación. A pesar de sus esfuerzos por salvaguardar su vida íntima, personal y familiar, ha sido objeto constante de seguimientos y acosos por parte de la prensa del corazón. Los magistrados señalan que, hasta la fecha, la periodista no ha comercializado con su imagen en ningún caso.
Es relevante destacar que la periodista organizó sus vacaciones de Semana Santa en 2015 con un deseo casi obsesivo de encontrar un destino turístico que le permitiera disfrutar de unos días de descanso en verdadera intimidad.
Este deseo surge como respuesta al seguimiento y acoso previos que experimentó durante un viaje anterior a las islas Maldivas. Para preservar su privacidad, la periodista mantuvo en secreto el destino de sus vacaciones, sin comunicárselo ni siquiera a su entorno familiar ni a sus amistades, revelándoselo únicamente a su acompañante en el aeropuerto.
La sentencia destaca la importancia de proteger la privacidad de las personas, incluso aquellas que desempeñan roles públicos como periodistas reconocidos. La condena a los paparazzis envía un claro mensaje sobre la intolerancia hacia la invasión de la vida privada de los individuos, reafirmando el derecho fundamental a la intimidad y la necesidad de sancionar a aquellos que violan este derecho.