El Gobierno chino ha instado a la “estabilidad” y a un “alto el fuego” en las regiones, especialmente en el este
La creciente violencia en la frontera entre Birmania e India ha desencadenado la huida de unas 5.000 personas, según informes de las autoridades del estado indio de Mizoram. Los enfrentamientos entre grupos de la resistencia y las fuerzas militares de la junta birmana, que gobierna desde el golpe de Estado de febrero de 2021, han intensificado la crisis humanitaria en la región.
Los rebeldes birmanos llevaron a cabo este lunes varios ataques contra puestos de seguridad de la junta, donde ya existen dos frentes activos, uno en el este y otro en el oeste. El estado de Chin, que ha sido históricamente pacífico, ha experimentado un aumento de los ataques, y obliga a miles de personas a abandonar la zona fronteriza con India. Las autoridades indias estiman que alrededor de 32.000 personas han cruzado la frontera en los últimos años en busca de refugio de la violencia.
La junta birmana se encuentra en una situación delicada, con advertencias sobre una posible “fragmentación” del país a medida que se intensifican los enfrentamientos en el estado de Shan, en el este, donde la junta ha perdido el control de Chinshwehaw, una localidad estratégica para el comercio con China.
Residentes de Rathedaung, en el estado occidental de Rajine, han denunciado nuevos ataques y bombardeos por parte de la junta, quien busca bloquear las entradas a la zona. A pesar de estos informes, la junta no ha comentado sobre la situación en las regiones fronterizas, que históricamente han sido el escenario de conflictos prolongados entre el Ejército y grupos étnicos en busca del control de recursos naturales.
El Gobierno chino ha instado a la “estabilidad” y un “alto el fuego” en estas regiones, especialmente en el este. La situación, que tiene implicaciones tanto humanitarias como geopolíticas, se convierte en un motivo de gran preocupación en la región.