La minería peruana vuelve a teñirse de sangre. Trece trabajadores de una mina artesanal vinculada a la productora de oro Poderosa fueron hallados sin vida este domingo en la provincia andina de Pataz, al norte del país. Las víctimas, según confirmó la empresa en un comunicado, fueron secuestradas y asesinadas por bandas criminales asociadas a la minería ilegal que operan con total impunidad en la región, según una información publicada en El Diario de Chihuahua.
Los fallecidos formaban parte de la pequeña empresa R&R, contratista de Poderosa, una de las mayores productoras de oro de Perú. Sus cuerpos fueron rescatados por la Policía Nacional tras varios días de búsqueda, desde que se reportara su desaparición el pasado 26 de abril.
Poderosa ha denunciado que Pataz se ha transformado en “un territorio sin ley”, donde el crimen organizado ha desplazado al Estado de facto. Según cifras de la minera, ya son 39 las personas asesinadas por estas bandas desde 2020, incluyendo trabajadores, contratistas y colaboradores.
Y no es un hecho aislado: desde hace años se reportan ataques armados, emboscadas y sabotajes, como la voladura de 15 torres de alta tensión en los últimos cuatro años. Ni el estado de emergencia vigente ni la presencia militar han impedido esta nueva tragedia.
Ante esta situación, la empresa ha solicitado al Gobierno peruano un cambio urgente de estrategia. Exige acciones concretas, como el ingreso de fuerzas del orden a las bocaminas ilegales que sirven de refugio a los grupos armados. Mientras tanto, la minería formal, que representa una parte fundamental de la economía nacional, sigue bajo asedio.