Hoy, 21 de enero de 2023, se cumplen 100 años de Lola Flores, la jerezana que conquistó al mundo entero con su talento. Nació con el don de cantar, bailar y actuar. Ella aún no lo sabía, pero su nombre se iba a convertir en sinónimo de arte. Su talento iba a trascender generación tras generación hasta que hoy, 100 años después de su nacimiento, todos la recuerdan como lo que realmente era: una mujer inigualable, con mucho poderío y mucho arte.
Nacida en una familia humilde, hija de una costurera y del propietario de un bar en Jerez de la Frontera (Cádiz), Lola Flores llegaba al mundo un 21 de enero de 1923. Pronto empezó a iniciarse en el mundo artístico. Aprendió a bailar con la artista María Pantoja y empezó a entender el flamenco con el guitarrista Sebastián Núñez. Su debut oficial se produjo con la compañía Custodia Romero en el teatro Villamarta de Jerez.
En Madrid, saltó a la fama y pronto firmó el contrato más caro de la época, de hecho, era la artista mejor pagada en los años 40. Parte de su dinero lo empleó para seguir actuando a nivel internacional por Norteamérica. Se convirtió en una famosa bailarina y cantaora de folclore andaluz, además de su destreza en el mundo de la actuación desde 1939.
Cruzando fronteras
Como bien es sabido, Lola Flores cruzaba fronteras con su arte arrastras. Su nombre empezó a sonar en distintas partes del mundo. De hecho, fue en una de sus giras por Estados Unidos donde nació el famoso titular del New York Times que hoy ha pasado a la historia: “No canta, no baila, no se la pierdan”.
Lola Flores era querida allá donde iba. En España todo el público la admiraba y es que ella misma lo enamoraba. Era el alma de todas las fiestas de la capital e hizo infinidad de amistades. También abrió su corazón a distintos hombres con los que mantuvo unos romances muy sonados: actores, futbolistas, toreros… Pero nadie como “su gitano”.
La artista contrajo matrimonio el 27 de octubre de 1957 en el Real Monasterio de El Escorial, con el guitarrista y compositor gitano Antonio González, ‘El Pescailla’. Un matrimonio que duró hasta los últimos días de ‘La Faraona’ y del que nacieron tres de sus tesoros más preciados, Lolita, Antonio y Rosario.
Su lucha contra el cáncer
Sus tres hijos y su marido fueron el más grande apoyo de la artista para su lucha contra su mayor enfermedad. En 1972, Lola Flores fue diagnosticada con cáncer de mama. Se sometió a quimioterapia, pero se negó a operarse de un seno para erradicar la afección.
El 16 de mayo de 1995 el mundo quedó consternado con la muerte de ‘La Faraona’. Aquel día se ponía fin a la carrera de una artista indiscutible. No solo moría ella, moría una época entera. Sus canciones más emblemáticas ¡Ay, pena, penita, pena!, A tu vera o La Zarzamora se quedaban en la memoria de todos sus fieles seguidores.
Su capilla ardiente se instaló en el Centro Cultural de la Villa, en la Plaza de Colón de Madrid. Aunque ella quería siempre había querido despedirse en el Teatro Calderón, donde triunfó con La Zarzamora. Más de 200.000 personas acudieron a despedirla. Lola Flores dejaba tras de sí una auténtica huella artística y que más adelante sus familiares seguirían.