Las restricciones impuestas de COVID-19 consiguieron una disminución del número de afectados por estos catarros
Las restricciones para frenar la propagación de COVID-19 mitigaron notablemente la propagación de otras enfermedades respiratorias, como la gripe o la producida por el virus respiratorio sincitial (RSV, por sus siglas en inglés). Este último es un virus estacional que generalmente causa síntomas leves parecidos a los de un resfriado, pero que puede ser peligroso para los niños pequeños y los adultos mayores.
Ahora, en el hemisferio norte, la transmisión del RSV está aumentando, y la tasa de hospitalización por gripe en los Estados Unidos es más alta para esta época del año de lo que ha sido desde 2010. Pero, ¿por qué exactamente está ocurriendo esto y qué podemos esperar para los próximos inviernos?
Scott Hensley, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia, declara para la revista Nature que esto se debe a que la población “es inmunológicamente más ingenua de lo que esperaríamos en la antigua normalidad”. Anteriormente, los niños se infectaban antes de su segundo cumpleaños con este virus. Ahora, “vamos a tener niños de tres o cuatro años de edad que nunca han tenido contacto con el RSV”.
Para los niños mayores y los adultos que se han infectado previamente, el problema es la disminución de la inmunidad. En ausencia de exposición a un virus, los niveles de anticuerpos disminuyen. En un año típico, “podríamos estar expuestos a una pequeña cantidad de virus y nuestro cuerpo lo puede combatir”, dice John Tregoning, inmunólogo del Imperial College London. Pero “ese tipo de refuerzo asintomático tal vez no haya ocurrido en los últimos años a causa de las medidas COVID”.
¿Por qué se están produciendo las oleadas ahora?
Aunque las restricciones de COVID-19 comenzaron a levantarse el año pasado, la oleada de infecciones se está produciendo ahora. En agosto de 2021, investigadores en Francia acuñaron el término “deuda de inmunidad” para describir esta reducción en la inmunidad a nivel de población.
En Twitter, el término ha cobrado vida propia. Algunas personas lo han interpretado como que la falta de exposición a patógenos como el RSV y el virus de la gripe ha dañado irrevocablemente el sistema inmunológico, una idea que Matthew Miller, inmunólogo de la Universidad McMaster en Hamilton, Canadá, llama “tontería“.
Algunos científicos también han postulado en las redes sociales que el aumento de las hospitalizaciones por RSV podría ser el resultado de la infección por SARS-CoV-2 que causa deficiencias inmunitarias que dejan a las personas más susceptibles a otras infecciones. Sin embargo, Miller asegura que tampoco ha visto ninguna evidencia de eso, y el aumento en las hospitalizaciones podría explicarse por la gran cantidad de personas que no estuvieron expuestas en los últimos años.
Es difícil predecir cómo sería la nueva normalidad para los virus estacionales. Si muchas de las personas susceptibles se infectan en los próximos meses, la temporada de gripe del próximo año podría ser más moderada, ya que parte de la deuda inmunológica está “pagada”. Pero aún no está claro si la COVID-19 se convertirá en una enfermedad estacional como la gripe y el RSV, o si seguirá como hasta ahora, con picos esporádicos a lo largo del año.