Los aeropuertos de Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife Norte se encuentran bajo servicios mínimos desde el pasado martes
La aerolínea Vueling canceló el pasado martes uno de noviembre un total de 54 vuelos debido a una huelga convocada por el Satavla, el sindicato de mayor relevancia que representa a los tripulantes de cabina.
El anuncio ha disparado las alarmas entre los clientes, pero lo cierto es que según las previsiones de los sindicatos, la huelga, afectará solo un 10% de los vuelos. En otras palabras, al menos 466 de los 520 viajes previstos podrán llevarse a cabo con relativa normalidad. Tal y como suele ocurrir en estos casos, la compañía se ha asegurado de proporcionar alternativas a los compradores, ofreciéndoles otros medios de transporte para “minimizar en la medida de lo posible el impacto de sus viajes”.
Los motivos que han impulsado la huelga se hallan en la “situación de precariedad salarial en la que se encuentra inmerso el colectivo de tripulantes mientras la empresa alarga en el tiempo la negociación del convenio colectivo”, informa el sindicato.
Los trabajadores han exigido un aumento de sueldo del 13,4%, de forma que se pueda paliar el incremento de los precios. La huelga se prolongará durante todos los viernes, domingos y festivos hasta el 31 de enero de 2023.
La réplica de Vueling no se ha hecho esperar. La compañía aérea ha expresado su malestar por la coyuntura que viven sus empleados, pero ha insistido en que se deben “cerrar convenios colectivos sostenibles” y que, para ello, hay que tomar en consideración “un contexto macroeconómico muy difícil, en particular por el precio del carburante, la alta inflación y una posible recesión económica”.