Aseguraba Séneca que las leyes deben mandar, nunca polemizar. En esta España nuestra, a fuerza de mantener leyes insensatas, creemos ser los más garantistas del mundo. Y vamos por ahí, sacando pecho como pavos reales, siendo únicamente aves de corral.
Vas unos días de vacaciones. Alguien se entera. Da el chivatazo por unos euros. Se cuelan en tu casa. La ocupan. La destrozan. Y al volver no tienes derecho a entrar ni a cortar la luz ni el agua ni a cambiar la llave porque te conviertes en un delincuente. Los okupas son quienes han actuado juiciosamente, por eso la ley los ampara.
Estás en tu casa. Van a robarte de madrugada. Violan tu intimidad. Te expones al expolio o a la muerte. Te defiendes con una escopeta o con lo que tengas más a mano porque el ladrón no huye. Sin luz no atinas con el disparo y, por desgracia, alcanzas al delincuente, que no escarmentó después de muchos robos. Al dueño de la casa, las leyes lo declaran culpable, siete años de cárcel y cuando vuelva, que será difícil porque Pepe Lomas tiene más de ochenta años, se encontrará con la casa ocupada. Y… volver a empezar.