A pesar de que el órgano ha logrado renovarse tras más de cinco años de bloqueo, la elección de un nuevo presidente sigue en suspenso
La delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, ha generado controversia en redes sociales al expresar su opinión sobre la situación actual del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), según Confilegal.
A pesar de que el órgano ha logrado renovarse tras más de cinco años de bloqueo, la elección de un nuevo presidente sigue en suspenso, lo que ha provocado reacciones diversas entre jueces y abogados.
Rosell, a través de su cuenta en X (anteriormente Twitter), ha mostrado su apoyo a Pilar Teso, la candidata del bloque progresista, como nueva presidenta del CGPJ y del Tribunal Supremo. En su mensaje, instaba a la ciudadanía a firmar en favor de Teso, subrayando la necesidad de un poder judicial más democrático, paritario y comprometido con la igualdad.
Las declaraciones de Rosell no tardaron en recibir críticas. El abogado José Enrique Carrero-Blanco respondió que lo que realmente se busca es la influencia política sobre los jueces. María Jesús del Barco, por su parte, criticó la postura de Rosell, acusándola de buscar la imposición en lugar de la democracia dentro del poder judicial.
La polémica se intensificó cuando Rosell replicó a del Barco, sugiriendo que los nervios en la “derecha judicial” delatan su incomodidad. Esta respuesta generó una ola de críticas adicionales, con varios jueces y abogados acusando a Rosell de politizar la justicia. Del Barco respondió nuevamente, señalando que ella no se identifica ni con la derecha ni con la izquierda judicial, y cuestionó el historial político de Rosell. Otros abogados y jueces se sumaron a las críticas, subrayando que la politización de la justicia es un problema grave en el sistema judicial español.
En resumen, la intervención de Victoria Rosell en redes sociales ha desatado un debate sobre la influencia política en el poder judicial y ha puesto de manifiesto las tensiones existentes dentro del CGPJ en un momento crucial para su renovación.
La controversia también ha reabierto el debate sobre la independencia del poder judicial en España, un tema que ha sido objeto de preocupación tanto a nivel nacional como internacional. Organizaciones y expertos en derecho han advertido repetidamente sobre los peligros de que la justicia se vea influenciada por las dinámicas partidistas. La postura de Rosell, al ser una figura pública con un rol en el gobierno, ha intensificado las sospechas de que se está promoviendo una agenda política dentro del órgano judicial, lo cual podría comprometer su imparcialidad.
Además, este episodio refleja la creciente polarización que afecta a las instituciones en España, donde las fronteras entre política y justicia parecen estar cada vez más difusas. La respuesta de varios jueces y abogados a los comentarios de Rosell subraya una preocupación profunda por la dirección que está tomando el sistema judicial. Mientras algunos defienden la necesidad de reformar y democratizar el CGPJ, otros alertan sobre el riesgo de que estas reformas se conviertan en un instrumento de control partidista, debilitando aún más la confianza pública en la justicia.