Vender por menos

17 de julio de 2023
2 minutos de lectura
Una mujer lee las etiquetas de los productos. EP

ISIDRO MARTÍN

Aprovecharse de productos con tirón comercial para vender otro. Y el truco está en la composición, o mejor, en la letra pequeña de las etiquetas. El juego de palabras usado en una gran parte de empresas y marcas comerciales para atraer la atención del consumidor, puede llegar a la confusión de éste a la hora de adquirir un producto, ya que puede acabar pagando por algo que no se corresponda con el artículo deseado realmente.

 Son muchos los métodos utilizados por los fabricantes para confundir al cliente potencial y hacer que caíga en sus redes de marketing y compre. Para ello usan nombres de productos gancho que el consumidor conoce como buenos, para la salud principalmente, como aquellos de origen natural, ricos en antioxidantes, omega o los que previenen enfermedades. Alimentos como la stevia, el aceite de oliva virgen extra, la jalea real, la almendra, la soja, la quinoa, las nueces …, el uso del nombre de alguno de estos alimentos en letras mayúsculas en el envasado haciendo resaltar su presencia en la composición invita a adquirirlo antes que otros, pudiendo ser mejor en ocasiones la opción rechazada.

El hecho de anunciar un ingrediente goloso o atractivo al comprador en determinadas elaboraciones, como el aceite de oliva en un gazpacho o una lata de pisto, por ejemplo, no quiere decir que estén elaborados solo con aceite de oliva; de hecho puede ser que la proporción de aceite sea meramente simbólica, pero ya con eso los fabricantes pueden decir que están hechas con aceite de oliva. la cuestión es ¿cuánto? Algunos de estos fantásticos alimentos y muchos más, sirven de gancho para llamar la atención del consumidor y hacer que compre sin darse cuenta que la cantidad o el porcentaje que llevan sean muy pequeñas.

Uno de estos casos de abuso son los formatos de edulcorantes como la stevia, que se publicita en los envases con letra grande en mayúscula y en solitario, cuando en realidad lo que lleva es poco más de un 2% y debajo, en letra pequeñita que apenas se puede leer, viene el nombre del otro componente del contenido del envase, eritritol, que en realidad es el edulcorante que lleva en la no menos generosa cantidad de más de un 97% y apenas nos hemos percatado de ello.

La alimentación no es  el único mundo que utiliza este tipo de estrategia comercial para vender más por menos. La industria de la cosmética es otra en la que productos como el aloe vera, la avena, o  aceites vegetales entre otros, son utilizados como reclamo en sus composiciones. Las empresas eesaltan su presencia en cremas y productos de belleza y cosmética, cuando las cantidades que contienen, algunas veces, no corresponden con lo esperado por el consumidor. Otra vez llegan las sorpresas al leer la letra pequeña. Eso ¡si tiene buena vista! Al igual que en la alimentación, el porcentaje del producto estrella, en muchas ocasiones es simplemente presencial.

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