El Ministerio de Igualdad ha confirmado dos nuevos asesinatos por violencia machista que vuelven a poner rostro al drama que se esconde detrás de las estadísticas. Uno de los casos ocurrió en Valencia el pasado mes de diciembre y el otro en Tarragona, en septiembre, aunque este último ha sido verificado ahora tras la investigación correspondiente. Con estas confirmaciones, el número de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año asciende a 47, mientras que la cifra total desde que se comenzaron a contabilizar estos crímenes en 2003 alcanza ya las 1.342 víctimas.
El caso de Valencia corresponde a una mujer de 48 años que falleció tras varios días hospitalizada como consecuencia de una agresión presuntamente cometida por su pareja. Era madre de cuatro hijos, todos mayores de edad, y no constaban denuncias previas por violencia de género. En Tarragona, la víctima tenía 36 años y cuatro hijos menores, que pasan a engrosar la dolorosa lista de menores huérfanos por violencia machista. Tampoco en este caso existían denuncias previas, una circunstancia que vuelve a evidenciar la complejidad de detectar a tiempo muchas situaciones de riesgo.
Cada confirmación llega con retraso administrativo, pero el impacto social es inmediato. No se trata solo de números que aumentan, sino de vidas truncadas y familias marcadas para siempre.
Con estos dos asesinatos, el número de menores huérfanos por violencia machista asciende este año a 35, y ya son más de 500 desde que comenzaron a recopilarse estos datos en 2013. Detrás de cada cifra hay niños y niñas que crecen con una ausencia irreparable y con consecuencias emocionales y sociales profundas, que requieren acompañamiento y protección a largo plazo.
Los datos también reflejan una tendencia preocupante en determinados meses. Septiembre suma ya cuatro asesinatos confirmados, mientras que diciembre acumula cinco en apenas quince días. El balance anual supera al registrado en estas mismas fechas del año anterior, lo que confirma que, pese a los avances legislativos y la concienciación social, la violencia machista sigue siendo una realidad persistente.
Desde el Ministerio de Igualdad se insiste en la importancia de la prevención, la detección temprana y el papel del entorno. La ausencia de denuncias previas en ambos casos vuelve a subrayar que muchas víctimas no llegan a pedir ayuda, ya sea por miedo, dependencia emocional o falta de recursos. Por ello, las instituciones recuerdan que la responsabilidad no recae solo en quien sufre la violencia, sino en toda la sociedad.
Cada nuevo caso confirmado no solo actualiza un balance oficial. También obliga a mirar de frente una realidad incómoda y a reforzar el compromiso colectivo para que ninguna señal de alerta pase desapercibida y para que ninguna mujer vuelva a estar sola frente a la violencia.